«Esto da una inyección de moral muy importante»

Beatriz García Couce
Beatriz Couce FERROL

SOCIEDAD

Tímidas reaperturas del comercio y cierre total en la hostelería en Ferrol en el primer día de la fase 0

04 may 2020 . Actualizado a las 16:34 h.

Mayo echa a andar con temperaturas más veraniegas que primaverales y eso se nota en las calles. El primer lunes de la fase cero, el casco histórico ferrolano, que ya durante el pasado fin de semana había registrado un bullicio inusual, volvió a latir con fuerza, con una elevada afluencia de gente, dejándose acariciar por un sol que lució fuerte en las primeras horas del día. La actividad económica vuelve también poco a poco, pero muy lentamente, ya que casi fueron anecdóticos los establecimientos comerciales que decidieron abrir sus puertas en A Magdalena. Durante esta semana, atenderán a sus clientes mediante cita previa, aunque algunas personas, al pasar por los establecimientos y verlos abiertos, no se resistían a llamar. 

Después de más de mes y medio, los comerciantes más animados llevaron a cabo sus primeras ventas. Los que tenían mucha urgencia por volver a ver los locales abiertos son los clientes de las peluquerías. La pelu de Beti, ubicada en el barrio de Ultramar, hace días que ya contaba con el material necesario para realizar la actividad con todas las garantías para evitar los contagios. Su propietaria, Beatriz Fraga, explica que, antes de decretarse el confinamiento, ya utilizaba toallas desechables, y ahora también capas de un solo uso, mascarilla, gel bactericida y guantes, además de la pantalla protectora. Al terminar su jornada de mañana, dejará la ropa en la peluquería, y volverá por la tarde con otra. Al finalizar la jornada, también se quitará esa, explica, y se llevará toda a lavar a casa. Además, cuenta con tres juegos de cepillos y tres tijeras, para desinfectar uno tras cada uso y siempre disponer de otros. Con citas ya cerradas hasta el miércoles próximo, Beti asegura que ya «me tardaba volver, ya que en mi casa somos dos autónomos».

En Tribeca, otra peluquería de la céntrica calle María, sus propietarias, Montse Vizoso, Paula Arbe y Nieves Anido se afanaban en preparar todo para que el miércoles, cuando se enciendan los secadores y empiecen las mezclas de los tintes, el establecimiento esté listo para la vuelta a la «nueva normalidad» cumpliendo con los requisitos. Desde las once de la mañana, cuando abrieron el plazo de citas, el teléfono no paró de sonar. Como en el resto de negocios, admiten que hay mucha incertidumbre sobre lo que va a suceder a corto y medio plazo. «Al principio trabajaremos mucho, porque la gente necesita arreglarse, pero después, qué va a pasar, porque hay mucha gente que ya lo está pasando muy mal», se pregunta Montse.

Ana Gutiérrez, de Artesana Mercería Creativa, es uno de los pocos comercios que abrieron sus puertas en la calle Real. En los últimos días había avisado a través de las redes sociales de que hoy atendería a quien lo necesitase, y así consiguió dos citas para esta misma mañana. Solo durante la mañana atendió también Carolina Díaz, de El armario de Carol, que arrancó su página web en plenas medidas restrictivas de confinamiento. Pegada a la vaporeta y con el gel de hidroalcohol en el mostrador, en el que en breve colocará una mampara, esperaba también para atender las citas que había concertado. «Yo estoy encantada de poder volver, la economía se tiene que empezar a mover», afirma.

Tony Vázquez, de Ferrol Sport, tampoco ocultaba su satisfacción tras haber levantado la persiana de su establecimiento. «Llevamos sin ingresos todo este tiempo y haciendo frente a todos los gastos», subraya. En cuanto a las medidas exigidas, considera que no son difíciles de cumplir. «Aquí solo entra una persona, y siempre con la puerta cerrada», explica.

Para Beatriz Martínez, de la Óptica Rey, ubicada en la calle Galiano, la primera jornada de la fase 0 es muy especial. «Hoy estoy muy feliz, porque entre el sol que hace, que ya se pueda abrir y la gente que se ve por la calle, da una inyección de moral muy importante», afirma. La propietaria de este negocio ha atendido las últimas semanas, no obstante, prestando un servicio técnico y a través de un teléfono de emergencia, por lo que ha sido testigo de la incidencia del confinamiento en el pulso de la ciudad, que ahora empieza a recobrar la vida. 

«Estamos recuperando un poco la normalidad», explica Isa Rodríguez, de Cantón 4. Desde que se inició el estado de alarma atendieron pedidos por teléfono, pero esta mañana recibieron media docena de clientes. 

Si las aperturas comerciales fueron tímidas, las hosteleras prácticamente inexistentes. En el Stollen de la calle Magdalena se servía café para llevar y en Lusitania se preparaban para iniciar el martes el servicio, con cita previa. El Zahara, que no ha dejado de trabajar, seguía abierto.

Todos ellos vivirán una semana de transición para, a partir del 11, si las cifras sanitarias lo aconsejan, pasar a la siguiente fase de la desescalada.