La odisea de tres gallegos en Italia: curso frustrado y media vida en su piso de alquiler, que aún siguen pagando

Marta López CARBALLO / LA VOZ

SOCIEDAD

Estudiantes de Erasmus que se fueron a toda prisa de Italia no han podido volver a por sus cosas

05 may 2020 . Actualizado a las 17:04 h.

Si la conclusión del curso está resultando complicada para los alumnos de instituto y los universitarios, los estudiantes que estaban fuera de Erasmus están en un limbo legal y ni los Gobiernos ni las propias universidades les dan respuestas concretas.

Nerea, Manuel y Mario, de vuelta en Galicia, alguno desde el mes de febrero, continúan pagando sus carísimos apartamentos en Bolonia (Italia), en los que siguen todas sus pertenencias. Los caseros no han dado su brazo a torcer y, si no les facilitan alguna vía para recoger sus cosas, tendrán que depender de ellos para que se las envíen, una opción que, desde luego, no es la ideal.

Nerea Martínez, de 22 años y vecina de Laxe, cursa el quinto curso del doble grado de Derecho y Relaciones Laborales. Se volvió a Galicia el mismo día que el Gobierno anunció la cancelación de vuelos con Italia: «Chamáronme os meus pais ás 10 da mañá para dicirme que tiña un voo para as dúas da tarde. Menos mal que se me ocorreu traer o ordenador e algo de roupa, porque nin me imaxinaba que a estas alturas estaría aínda aquí», cuenta la joven. Si bien en el ámbito académico han podido más o menos solventar los problemas que han ido surgiendo, «nin a universidade, nin o Ministerio de Exteriores nin a Embaixada italiana» les han concretado una forma de poder volver a recuperar sus pertenencias.

Ignorados en las fases

«Estannos dando moitas largas. Ao parecer só nos poderíamos desprazar con DNI italiano ou estando empadroados. O problema é que temos a consideración de turistas, e iso non é así, porque temos un contrato de aluguer e un programa académico dun curso. Teremos que agardar a que se abran as fronteiras en xeral, xa que non se prevé o noso caso en ningunha das fases de desescalada, pero o ideal sería que houbese un xustificante de mobilidade, igual que o que existe para motivos de traballo», opina la joven, que sigue pagando los 430 euros de alquiler por un apartamento que no disfruta desde hace dos meses.

El problema real vendrá si el cierre se prolonga mucho más tiempo y se extinguen sus contratos de alquiler que, en la mayoría de los casos, son hasta junio.

«Vin cunha mochila»

Manuel Seguín, ourensán de 28 años y estudiante de Periodismo en la Universidad de Valencia, volvió a casa desde Italia para el entroido. «Non viña coa idea de quedar, pero comezaron a cancelar voos e dende a embaixada recomendáranme non volver polo momento. Falábase de varias semanas, pero aquí sigo. Vin cunha mochila e, non sei moi ben por que, co portátil. Menos mal», cuenta. A nivel académico les ofrecieron continuar el curso online, o incluso dar por finalizada la experiencia Erasmus y seguir en su universidad de origen. «Pero se fixese iso, contaríame como fin de estancia esta última viaxe a España e a axuda económica só cubriría ata ese momento. Ademais, aparte de seguir pagando o piso en Bolonia [370 euros por una habitación compartida, aunque su casera está siendo bastante flexible y comprensiva], tería tamén que conseguir un apartamento en Valencia e continuar alí as clases. É inviable», narra.