«A partir de ahora atender a cada cliente puede llevar el doble de tiempo que antes»

Montse García Iglesias
Montse garcía SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Lois Rosende está estos días con los preparativos para tener listo el negocio este lunes.
Lois Rosende está estos días con los preparativos para tener listo el negocio este lunes. Sandra Alonso

Lois Rosende es el responsable de una barbería en Santiago

02 may 2020 . Actualizado a las 07:11 h.

Geles, guantes, mascarillas, desinfectantes, incluyendo productos específicos dependiendo de los utensilios, pantallas... Lois Rosende, que desde hace 14 años dirige Lois Perruqueiros en Santiago, está inmerso en los preparativos para abrir este lunes la barbería y lo hace «siguiendo el sentido común y algunas recomendaciones, porque no nos facilitan información clara», en alusión a la falta de normativa oficial.

En su caso intentará no usar capas desechables, por el enorme impacto ambiental que provocan, y tendrá una diferente por cliente, que luego desinfectará atendiendo a las indicaciones del lavado a una temperatura de 60 grados centígrados. Unas medidas y protocolos -tampoco coincidirá ningún cliente en el interior-, que incrementan el tiempo necesario para prestar el servicio a cada persona. «Puede ser el doble. Si antes atender a cada cliente eran entre 15 y 20 minutos, ahora me llevará 30-40 minutos», dice. Esto, unido a la gran cantidad de peticiones de cita, hace que ya tenga la primera semana toda ocupada. Los mayores de 65 años tendrán horario propio, de 9.30 a 12.30 horas.

Mayores costes

¿Y cuánto supone de incremento de costes todo este material y protocolos? Lois Rosende estima que puede encarecer más del 20 % cada corte. «Pero eso no se lo vas a sumar en el precio que tiene que pagar cada persona, porque la gente tiene dificultades económicas», matiza el peluquero que lleva 14 años como autónomo y que afronta el pago de la hipoteca del local. Este profesional compostelano ya atendió de manera altruista durante el cierre a médicos del hospital que tenían problemas para poder ajustarse la mascarilla. En su caso, también perdonó el alquiler al centro de estética al lado de su negocio. 

Rosende relata las dificultades que se están encontrado para conseguir el material de protección -«si a nivel sanitario es difícil conseguirlo, imagínate nosotros»-, y añade la problemática propia del uso de mascarillas por parte del cliente, ya que durante parte del proceso tendrá que sujetarla en ocasiones con la mano porque las gomas por detrás de las orejas condicionan el trabajo del profesional. Además, en el caso de la barba, ya tendrá que retirarla. Eso sí, él utilizará en todo momento mascarillas y pantallas para minimizar los riesgos.