Una nación, cincuenta pandemias

SOCIEDAD

Allen J. Schaben

Ante la confusión que alimenta Trump, cada región de Estados Unidos adopta medidas dispares y el número de casos supera el millón

03 may 2020 . Actualizado a las 09:43 h.

A California y Alaska las separan algo más que esos casi cuatro mil kilómetros de distancia entre fronteras estatales, la disparidad climática, o los colores que tiñen sus gobiernos (azul demócrata al sur; rojo republicano para los del norte). Representan los ejemplos más extremos de respuesta frente al coronavirus en una nación en la que el repertorio de medidas es tan amplio como sus divisiones territoriales. Las decisiones del Gobierno Federal van poco más allá de la limitación migratoria y las intervenciones del presidente no suavizan el desconcierto. Hasta la fecha ha sido prolífico en sugerencias sin fundamento y recomendaciones que no contribuyen a sofocar la tensión de estados como Míchigan, donde un grupo de hombres armados llegó a irrumpir en el capitolio para exigir que se levantara el confinamiento. «Debe ceder un poco y apagar el fuego. Son buena gente, pero están enfadados. Quiere recuperar sus vidas, con seguridad. Hable con ellos, llegue a un acuerdo», recomendó Trump a la gobernadora, a través de las redes sociales. Esta no cedió y sumó el territorio bajo su control a los que han estirado las medidas de choque contra la pandemia, que ya se cobra más de 65.000 muertes en un país que acaba de superar el millón de contagiados.

restricción extrema

California no tiene fecha de inicio para la desescalada

El estado más poblado de entre los cincuenta con estrella en la bandera fue el primero en ordenar a sus residentes permanecer en casa. El gobernador Gavin Newson ha dejado claro que aún están a varias semanas de distancia de una posible reapertura y el pasado lunes ordenó clausurar playas en vista del escaso compromiso de los bañistas con las normas de distanciamiento. Considera que las restricciones han sido básicas para que la media de muertos por cada cien mil residentes (5, según los últimos registros) figure entre las más bajas de la nación pese a los inmensos núcleos poblacionales. La gente puede abandonar sus casas para cubrir sus necesidades básicas y está permitido el ejercicio físico en la calle en condiciones pautadas. Solo operan los negocios de actividades esenciales y los restaurantes entregan la comida por encargo.

reapertura casi absoluta

Alaska o Georgia, tras la pionera Carolina del Sur

Pocos estados han sostenido el grueso de medidas excepcionales menos tiempo que Carolina del Sur. El republicano Henry McMaster fue de los últimos en instaurar los confinamientos y de los primeros en iniciar la desescalada, el 20 de abril. Le siguieron varios territorios dirigidos por el mismo partido, abrazando las confusas directrices del presidente. Georgia, Oklahoma o Alaska dieron el paso el día 24. En el extremo norte del país se agarraron a la baja densidad poblacional y la escasez de contagios (364) para permitir salir a la calle. Los parques y jardines están abiertos, como la mayoría de negocios, aunque el territorio es uno de los cinco en donde el uso de mascarilla en zonas públicas es obligatorio. Los gobernadores demócratas están siendo, por lo general, más precavidos. Solo los de Colorado, Maine, Minnesota y Montana han empezado ya a levantar restricciones.

el encierro, voluntario

Siete estados sin medidas globales de confinamiento

Hace un mes, el alcalde de Salt Lake County reclamaba una orden de confinamiento estatal porque «el virus no entiende de límites de condado». Dirige el más poblado de Utah, estado que el gobernador Gary Herbert mantiene entre los siete que no han adoptado la medida de «stay at home» (quédate en casa). «Suena a petición propia de la Segunda Guerra Mundial», se justificó el político republicano, partido que controla las regiones que eligieron no confinar. Ninguna, entre las 30 más populosas de EE.UU.

la paradoja de texas

Buenos registros pese a la suavidad de las medidas

También hay un hombre de azul al frente de Texas, el segundo estado con más habitantes. Y las cuentas le salen a Greg Abbott, que el 1 de mayo anuló las medidas más restrictivas (ya fue de los últimos en adoptarlas). Apuesta por suplirlas con material de protección y pautas severas de distanciamiento y aforo de locales. Solo diez territorios mejoran su promedio de contagios: 106 casos por cada cien mil habitantes.

reuniones y restaurantes

Libertad en las dos Dakota, y el mayor foco en la del Sur

No hay mayor ejemplo de libre albedrío que las dos Dakota. La del Norte (tercer territorio menos poblado del país) es el único estado que no restringe las reuniones y ya permite operar a bares y restaurantes. En la del Sur, la republicana Kristi Noem se ha limitado a las recomendaciones para el manejo de casi cualquier aspecto relacionado con la pandemia. Tolerancia poco rentable: una fábrica procesadora de carne de cerdo en Sioux Falls se convirtió en el mayor foco de contagio de la nación. Echó el cierre cuando ya registraba 644 infectados.

toque de queda aislado

Puerto rico y algunos condados extreman la restricción

Aunque no tiene estrella en la bandera, Puerto Rico cuenta con la condición de estado asociado. Es el único ejemplo de toque de queda, más allá del impuesto en ciertos condados. Sus habitantes no pueden pisar la calle entre las siete de la tarde y las cinco de la madrugada.

Nueva York, la zona cero sigue en pausa

El estado de Nueva York instauró las restricciones más severas solo tres días después de que lo hicieran en California. Un margen de tiempo que los expertos sitúan entre las claves para entender que el territorio que dirige el demócrata Andrew Cuomo se haya convertido en el más afectado por la pandemia a nivel planetario. Registra 1.585 contagios y 124 muertes por cada cien mil habitantes. Cifra que ha llevado al gobernador a estirar la situación de pausa, como califica la hibernación vigente. Todos los negocios de actividades no esenciales están cerrados y así seguirán como mínimo hasta el 15 de mayo. Para entonces habrá una nueva revisión del estatus.

En su vecina Pensilvania, se aplicará una desescalada bastante singular, por condados y en base a un código de colores, que ya sirvió para ir imponiendo restricciones de manera selectiva.