Hosteleros de cascos históricos: «Nos invitan a hacer obras que son ilegales»

Susana Luaña Louzao
susana luaña REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

ALBERTO LÓPEZ

En locales pequeños, protegidos por ley y sin terraza, ven imposible adaptarse a la desescalada

02 may 2020 . Actualizado a las 17:16 h.

La hostelería trata de descifrar el plan de desescalada del Gobierno para saber qué tiene que hacer para adaptarse a las normas y poder abrir cuanto antes. Pero unos lo tienen más fácil que otros: así, locales nuevos y diáfanos en los que se puedan guardar las distancias de seguridad y establecimientos abiertos en plazas con grandes terrazas en las que dispersar la clientela podrían capear el temporal, pero aquellos sitos en calles estrechas y en bajos pequeños y oscuros lo tendrán más difícil.

Y si además están ubicados en un casco histórico ya es casi imposible, porque a los inconvenientes generales del sector añaden que ellos, para cualquier modificación, tienen que pedir permiso a Patrimonio y ceñirse a unos planes generales de urbanismo muy estrictos: «Nos invitan a hacer obras que son ilegales», indica el gerente de Compostela Monumental, José Ángel Blanco, en relación a la posibilidad de colocar mamparas o hacer reformas para ampliar la capacidad del local. «Y más en Santiago, donde todo está parado y donde cualquier licencia de obra tarda año y medio en aprobarse».

Ayer, coincidiendo con el Primero de Mayo, se celebró el día de los cascos y zonas históricas de España bajo el lema «La madre de todas las ciudades». Y con ese motivo, la Confederación Española de Cascos Históricos (Cocahi) pedirá la mediación del Gobierno ante la ONU para que el 1 de mayo se declare Día Internacional de los Cascos Históricos.

Pero no es la única reivindicación del sector ante el Gobierno central: desde el inicio de la pandemia, han hecho llegar una serie de propuestas a Madrid encaminadas a minimizar el impacto de la crisis en sus negocios sin que, tal y como denuncia José Ángel Blanco, se les haya escuchado. Ellos abogaron desde el inicio por seguir abiertos, igual que los estancos o las farmacias, y manteniendo las mismas normas de seguridad. «Se habrían evitado daños irreparables», lamenta el gerente de Compostela Monumental, quien preside desde hace seis años la Confederación Española de Cascos Históricos.

Su vicepresidente es Juan Dopico, de León Gótico. Pese a confesarse optimista por naturaleza, asegura que el casco histórico de León, desde que empezó el confinamiento, «está muerto», y que incluso pequeñas tiendas de alimentación que podrían abrir echaron el cierre por falta de clientela.

Con todo, no pierde la esperanza, animado por el jolgorio de los más pequeños que escucha desde el domingo. Desde su negocio de alimentación ha comprobado cómo «al principio se veía todo negro, como un pozo, y ahora que se ve a los niños en la calle alguna tienda ya se está animando a abrir de nuevo unas horas por la tarde». Y argumenta que al ser un problema mundial «se saldrá antes, porque a todos les interesa. No va a ser como en la crisis del 2008». Entiende, con todo, que el caso de su ciudad es muy distinto al de Santiago, que depende del turismo internacional. «Al menos aquí los leoneses que viven y que trabajan por toda España van a venir a ver a sus padres este verano, pero con extranjeros no contamos», subraya.