Cámaras termográficas, arcos de paso y luz ultravioleta, los aliados de la «nueva normalidad»

SOCIEDAD

Imagen de una cámara termográfica
Imagen de una cámara termográfica LEWIS SURVEILLANCE

Negocios y empresas empiezan a dotarse de ingenios para recuperar a sus clientes, así como dar confianza a sus trabajadores

01 may 2020 . Actualizado a las 15:56 h.

El progresivo desconfinamiento va a cambiar el paisaje de muchos negocios y empresas, que deberán adaptarse a las nuevas medidas de control para dar seguridad y confianza a sus clientes y trabajadores. Mientras las mascarillas se han convertido ya en una segunda piel para muchos, ahora también habrá que pasar por arcos nebulizadores para acceder al bar de la esquina, someterse a cámaras de infrarrojos por los pasillos del supermercado, que el cajero automático se desinfecte con luz ultravioleta después de cada uso, o que se pueda entrar en la tienda del barrio solo si la máquina de conteo no ha superado el aforo. La mayoría ya se encontraban en el mercado, pero con la reapertura se van a convertir en imprescindibles.

Muchas empresas gallegas fabrican y distribuyen estos aliados de la «nueva normalidad». Desde TPV Galicia, su responsable Alejandro Rodal se refiere a los sistemas de conteo. Se pueden hacer volumétricos o por cámaras que incluso detectan si una persona lleva mascarilla o no. «Por ejemplo, en el reconocimiento facial de un control de accesos se puede adaptar el Software a que el empleado no pueda entrar si no lleva protección», explica. Además, pone el acento en que ahora las farmacias están pidiendo «sistemas de determinación de la fiebre para sus clientes, como antes querían básculas».

Cámaras termográficas y termómetros de infrarrojos nutren el catálogo de Pedro Castro en Axel Representaciones, agente de Guijarro Hermanos para Galicia. «Las cámaras de mano son del tamaño de una pistola y muestran por colores la medición de temperatura de hasta diez personas a la vez. Las habría desde 3.700 euros. Las cámaras fijas o con un trípode, de unos 3.200 euros, son más recomendables para el control de accesos de una tienda y hacen una medición precisa de cada persona», señala.

Carlos García Martín, dueño de Feca Neón, se ha inclinado por la fabricación de un sistema de paso al que ha denominado arcovirus y que, afirma, está en trámites de patentar. «Mediante un detector de presencia, una nube de producto químico no tóxico e inocuo es impulsado hacia una línea de boquillas difusoras por una bomba de alta presión», explica, antes de añadir que este desinfectante «no moja y ni siquiera estropea el peinado». Aunque ya ha recibido el interés de muchas empresas, cree que se adapta hasta para comunidades de vecinos. «El precio del modelo básico es de 3.500 euros», explica.

También ha abordado el mundo de los arcos y las cabinas, en este caso de ozono, el exdeportivista Laure, quien ha readaptado así la empresa de construcción que dirige en Madrid junto a tres socios. «Con esas máquinas se purifica el ambiente al paso de la persona», explica el futbolista, que sigue en activo en el Alcorcón. «De momento hemos vendido 450 a una empresa y nos han pedido otras 500 más, pero tenemos mucha demanda», señala. Cada uno de estos arcos cuesta unos 2.900 euros.

Desde Negreira, Gonzalo Varela, gerente de Tevalcor, que se dedica a las estaciones de tratamiento de aguas y potabilizadoras para el sector industrial, ha ideado un sistema para la desinfección de los cajeros automáticos de los bancos. El método consiste en un carenado que cierra el terminal tras cada uso y lo baña de luz ultravioleta unos 30 segundos, tras los que se vuelve a abrir para un nuevo uso. «Si una entidad bancaria dispusiera de guantes y gel a diario para sus clientes, le costaría entre 1.000 y 1.500 euros, y esto es muchísimo más económico», expone.