El escenario actual favorecería tanto que ciclones tropicales se puedan transformar en borrascas como también que las bajas presiones extratropicales se conviertan en huracanes, algo que no es tan habitual. «Este tipo de transiciones no se sabía que existían hasta hace pocos años y son precisamente lo que tiene más potencia de afectar a Europa», explica. «Yo apostaría a que es muy probable que haya al menos uno cerca de la Península. Lo que desconozco es con qué intensidad», confiesa.
Hasta hace poco, la presencia de tormentas tropicales y huracanes cerca de la Península se consideraba un hecho aislado. Sin embargo, en los últimos cuatro años, de manera consecutiva, nos han visitado varios de estos gigantes de la atmósfera. No solo eso, en menos de un lustro la actividad ciclónica extratropical ya ha hecho historia con Ophelia y Pablo. El primero fue el huracán más potente que se formó al este del Atlántico desde que existen registros y el segundo transitó de ciclón a huracán en latitudes medias. «En lo referente a la ciencia de la atmósfera para hablar de normalidad o clima se necesitan tener en cuenta muchos más años, pero lo que sí hemos visto es que desde hace quince años hay una tendencia a una mayor frecuencia de ciclones tropicales cerca del suroeste de la Península y que ese cambio se ha acentuado todavía más en los últimos cuatro años», concluye González Alemán.