Magda Sans: «En el hospital pasé las dos noches más críticas de mi vida»

Ana Gerpe Varela
A. Gerpe RIBEIRA / LA VOZ

SOCIEDAD

Magda Sans
Magda Sans cedida

Natural de Cataluña, su matrimonio con un noiés, fallecido hace 27 años, le permitió descubrir Galicia

29 abr 2020 . Actualizado a las 17:03 h.

Hasta la crisis del coronavirus, Magda Sans Castellá tenía en Portosín su segunda residencia, que ha convertido en la primera. Nacida en Cataluña y vecina de Premiá de Mar, su matrimonio con un empresario de hostelería noiés afincado en Barcelona, Julio Insua Lado, le permitió descubrir Barbanza y Galicia, de la que afirma haberse encariñado. Su marido falleció hace 27 años, pero ella ha mantenido sus vínculos con la tierra gallega donde, a sus 79 años, ha pasado muy lejos de sus dos hijos uno de los momentos más duros de su vida.

la familia quiere ayudar, pero no puede. Lo he pasado mal, pero hago frente a la situación»

Fuerte ante a la adversidad, Magda Sans explica que «la familia quiere ayudar, pero no puede. Lo he pasado mal, pero hago frente a la situación». El covid-19 la tiene encerrada en su piso: «No puedo moverme, pero hay muy buena gente aquí. Personas de gran calidad humana».

Recibe atención de Servizos Sociais del Concello de Porto do Son, se abastece con el comercio de proximidad y explica que «la farmacéutica me ha mandado toda la medicación a casa sin cobrarme nada».

Sus hijos están lejos, pero las llamadas para interesarse por su salud son constantes y, entre una cosa y otra, Magda Sans va superando jornadas consciente de que «la montaña de esta crisis sanitaria no hemos acabado de subirla. Que un virus paralice los países es muy grave».

Una caída fatídica

Como todos los años, Magda Sans acudió a Portosín para disfrutar del verano. Una tarde de agosto, se cayó en la calle y se fracturó un brazo. Fue un traumatismo importante que la obligó a tener inmovilizada la extremidad durante mucho tiempo y, posteriormente, a someterse a rehabilitación durante tantos meses. Recibió la atención médica en Galicia y decidió quedarse en la comunidad para completar el tratamiento, que estaba previsto que se prolongase hasta finales de marzo.

La familia acudió a visitarla a Portosín y, en Navidades, Magda Sans hizo una escapada a Barcelona para poder disfrutar con sus hijos de unas fechas tan entrañables, dado que a ellos les resultaba imposible hacerlo por motivos laborales.

Regresó tras las celebraciones y el pasado mes comenzó a encontrarse mal: «Tenía fiebre». Los peores presagios se cumplieron y dio positivo en coronavirus. No solo eso, sino que permaneció ingresada en la UCI en Santiago. La experiencia fue dura: «En el hospital pasé las noches más críticas de mi vida», confiesa. Explica que sufrió alucinaciones que le provocaron una gran tensión.

La sanidad en Galicia es estupenda»

Afortunadamente, logró salir adelante y recibir el alta hospitalaria para superar el virus confinada en casa. Magdalena Sans no escatima elogios hacia la sanidad gallega: «Lo he pasado mal, pero he estado atendida al máximo. La sanidad en Galicia es estupenda». Comenta que la llaman diariamente para testar los resultados de las pruebas: «Estaba muy baja de oxígeno».

Todo lo que precisa se lo llevan a su domicilio: «Solo abro la puerta para coger las cosas que me dejan y le paso lejía a las zapatillas. Procuro desinfectar todo perfectamente».

Ávida de conocimiento, explica que pasa el día leyendo y viendo programas en los que se habla de historia y cultura, que son los que más le gustan. Comenta que mientras vivió con su marido, se dedicó a recorrer Galicia: «La conozco mejor que Cataluña e hicimos amigos en muchos sitios».

Estar sola y confinada no resulta sencillo, pero Magda Sans ha sabido salir airosa. La primera compra se la realizó su hijo por Internet desde Barcelona, pero las siguientes las hizo ella: «En Portosín hay tiendas en las que tenemos de todo. No necesitamos ir a ningún sitio». Sencilla, pero amante de los buenos productos, hace patria de Galicia como buena hija adoptiva que se ha convertido de esta tierra. Empieza por ensalzar el producto de las conservas y sigue refiriéndose a la carne que adquiere en la localidad, y a la verdura.

Mujer tremendamente locuaz y conversadora, hasta tiene tiempo mientras explica las vicisitudes por las que ha pasado su vida, de explicar cómo le gusta preparar la carne o las lentejas, y también para interesarse por la vida de su interlocutora. De esta forma, se aproxima un poco más para abrir el ámbito de su mundo confinado.