De supuestos trabajadores esenciales al paro: la asfixia de 700 peluquerías del área de Vigo

e. v. pita VIGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Óscar Vázquez

Los dueños de los salones de belleza adelantan las ayudas del ERTE a 3.000 empleados despedidos

28 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Alrededor de 700 peluquerías de Vigo y su área están «muy asfixiadas» por el parón económico de la cuarentena, en palabras de Marcos Atrio, vigués que preside el sector en la provincia. Un paseo por el centro de Vigo desvela una enorme cantidad de carteles de despedida por el cierre temporal en las cristaleras de los salones de belleza. «Cerramos hasta nuevo aviso». El problema es que no se atisba una fecha de apertura mientras el sector atraviesa dificultades económicas y 3.000 trabajadores está sin empleo confinados en casa.

El sector de la peluquería es solo la punta del iceberg ya que solo en Vigo hay 96.200 trabajadores inscritos en el sector servicios, que agrupa al comercio, la hostelería y establecimientos como los gimnasios o las academias. Mientras los oficinistas han podido teletrabajar o vender on line, los bares y las peluquerías son los grandes perdedores al ser su actividad presencial.

Inicialmente, el Gobierno había decretado que los salones de belleza fuesen servicios esenciales por motivos higiénicos pero luego se cambió de criterio por temor al contagio del coronavirus. El mazazo fue enorme y el sector ignora cuánto tiempo tardará en reabrir mientras siguen acumulando facturas. «Queremos reabrir cuanto antes pero ni siquiera hay un protocolo de cómo trabajar en los salones para evitar contagios», dice.

Atrio calcula que entre 2.000 y 3.000 trabajadores del área metropolitana han perdido su empleo temporalmente durante el confinamiento porque el 95 % de las peluquerías pidieron el cese de actividad. Cada una tenía una media de tres empleados, todos ahora en casa.

Una de las preocupaciones es qué va a pasar con los empleados que se quedaron sin trabajo y que tampoco han cobrado las ayudas gubernamentales.

«La mayoría de los trabajadores no han cobrado el ERTE y los dueños les están adelantando el dinero para que lleguen a fin de mes», explica Atrio.

También desvela que Abanca está adelantando dinero para los ERTE «porque no se está cobrando» y recalca que la situación es grave porque «todos tienen familia». Conoce los dramas personales porque los ve en los mensajes que se comparten los asociados de la provincia en los foros de su WhatsApp: «La gente está muy asfixiada, necesitamos abrir».

La fecha de apertura que el sector baraja es a mediados de junio aunque «el Gobierno no nos está dando pistas». El espejo en el que se miran los salones de belleza del sur de las Rías Baixas es Italia, donde está previsto que estos negocios reabran el uno de junio. Cuentan que en una semana España siga su estela a medida que se avanza en la desescalada progresiva. «En España, estamos a ver si el presidente [Sánchez] cambia la situación», explica Marcos Atrio.

También critica supuestos incumplimientos del real decreto de peluqueros que van a cortar a domicilio a personas que ni son mayores ni tienen movilidad reducida. «Es una vergüenza, esta gente incumple y los demás hemos cerrado desde el estado de alarma», dice el portavoz.

Óscar Vázquez

«Esto es un horror. No sabemos cuándo podremos abrir, es todo muy caótico»

Mariel Martínez Berrio montó el salón de belleza De Cuatro, en la avenida García Barbón, en hace casi cuatro años. Un proyecto de dos manicuristas y dos peluqueras con un sueño en común: tener un salón de belleza propio y convertirlo en el mejor de Vigo. En tres años, superaron las 700 clientas y diez trabajadoras. Llegaron a comercializar 18 tratamientos y 80 productos. Pero tras la declaración del estado de alarma, de un día para otro, todo se vino abajo. Martínez Berrio no ve fecha de reapertura inminente: «No sabemos cuándo abriremos, estamos sin una fecha concreta. Estamos a ciegas».

La peluquera no ha tenido actividad comercial en los últimos 40 días: «Tenemos todo parado, esto es un horror».

Inicialmente, tuvo la esperanza de reabrir sus puertas en dos semanas, el 10 o el 11 de mayo. «Se comenta esa fecha pero está claro que peluquerías y bares seremos los últimos en abrir». Se refiere a que son locales donde hay mucha proximidad entre los consumidores o entre el profesional y el cliente.

El problema, según indica, es que las autoridades exigen que las peluquerías bajen su tasa de contagio a 0,5 personas por infectado, lo que ve difícil debido a que el trabajador tiene mucho contacto físico con el cliente. «Es indignante que no podamos abrir», afirma.

Mariel Martínez también ha vivido su propia travesía del desierto como autoempleada. «Hicimos el ERTE y pedí la ayuda al autónomo, que ya está tramitada». «Tenemos compañeras que están desesperadas porque vienen las facturas y gastos y nosotros no hacemos caja para pagarlas. Te ves maniatada y frustrada porque esperas y esperas por las ayudas, es todo muy caótico», afirma esta profesional.

La idea de prestar servicio a domicilio a personas mayores y dependientes que no puedan valerse por sí mismas no ha resultado. «No nos dejan ir a las casas, solo a permitido, que son mayores dependientes. Tienes que llamar a la asistenta social y presentar el tique de la factura. Además, el servicio está limitado a lavar la cabeza y cortar el pelo, «nada de mechas ni color».

Venden tintes «on line»

También hay clientas que les llaman para preguntar cuándo van a reabrir, «pero no sabemos qué responder porque estamos a ciegas». El único negocio que sigue funcionando es la venta de tintes para el cabello desde su página web porque están asociados con la multinacional Icon. «Suministramos estos productos desde nuestra web pero no van a la tienda a recogerlos. Trabajamos con Icon y al cliente les damos un código de nuestra tienda, ellos le mandan el producto y luego nos ingresarán a nosotros lo que facturemos». Con este sistema han repescado a un 10 % de las clientas, que son las que se tiñen el pelo en casa y compran estos productos on line. «No todas se arriesgan a teñirse en casa o no son tan mañosas», explica.

Su esperanza es salvar la temporada en el verano, cuando la gente se peina para las bodas, pero «otra gente tendrá miedo al contagio o se irá a la playa».