Julián Álvarez Escudero: «Vi ahora un ambiente en el hospital como el que había la noche del Alvia»

joel gómez SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

xoan a. soler

Jefe de anestesia del CHUS y decano de la Facultade de Medicina, se reincorporó tras superar la enfermedad del covid-19

27 abr 2020 . Actualizado a las 00:06 h.

Las últimas semanas, los hospitales de Santiago tuvieron momentos malos por la presión de asistir el covid-19: «en las unidades de cuidados críticos había cierta tranquilidad, pero un día ingresaron cuatro pacientes muy malos desde urgencias y hubo miedo a lo desconocido, a quedar sin recursos. Me comentaba un compañero de Madrid que tenía tres enfermos que intubar y solo un respirador; nosotros no vivimos eso. Aquí el hospital se organizó me parece que maravillosamente. Pero hubo mucha preocupación. Porque sobre la marcha hubo que descubrir cosas que no estaban tan claras, sobre la evolución y complicaciones de la infección y sobre su tratamiento. Hubo situaciones estresantes en las que el WhatsApp echaba humo. El intercambio de información, no siempre fiable, iba a una gran velocidad», explica Julián Álvarez Escudero, jefe de anestesia del CHUS y decano de la Facultade de Medicina. El 6 de abril se reincorporó a ambos puestos tras superar con éxito esta nueva enfermedad, que le afectó a principios de marzo.

«Parte de la información que teníamos de China hubo que modificarla, fue todo más complejo de lo previsto. Se hizo una asistencia absolutamente transversal. Aquí había intensivistas pediátricos y cardiólogos que se prepararon para poder integrarse en nuestros equipos de cuidados críticos. Se gestionó muy bien la crisis. Cuando me reincorporé el ambiente era excelente», agrega.

Valora que en situaciones como esta crisis «se ve mucho lo bueno, y también lo malo, de cada persona. El ambiente en mi servicio era magnífico y se notaba una gran implicación en todo el hospital para buscar soluciones. Aunque la situación no tiene nada que ver, vi ahora un ambiente en el hospital como el que había la noche del Alvia; recordaba aquella necesidad de sacar adelante cada persona que llegaba, de que teníamos que atender a todos, que no nos podía superar aquella catástrofe; ese ambiente de decir ‘esto lo paramos’, y enfermo que llegue enfermo que asistimos, lo volví a ver cuando me reincorporé», sostiene.

De su experiencia como paciente de covid-19 resalta que «viajé el 3 de marzo a Madrid, porque me citó el ministerio para una reunión; y el día 6 estuve en Barcelona por un tema familiar, donde no contacté con ningún profesional sanitario. Al regresar empecé a notar mucho calor, sin demasiada subida de temperatura; pero como empeoraba llamé al hospital e indiqué que podía ser el covid. Pensaron que exageraba. Me hicieron la prueba en casa, para evitar riesgos; y cuando me lo confirmaron no me lo podía creer. Tengo 64 años y algún factor de riesgo, así que me preocupé; pero tuve un cuadro absolutamente banal. Me atendieron desde el hospital por teleasistencia, muy bien; introducía datos 3 veces al día y contactaba por teléfono. Estoy convencido de que ese es el futuro de la asistencia sanitaria en pacientes crónicos; el hospital tiene que ser la excepción y no la regla; se pueden hacer muchas consultas telefónicas, con la historia del enfermo delante. No puede continuar el modelo en el que el hospital es la puerta de entrada en el sistema sanitario, tiene que ser la puerta de salida, salvo en un problema muy grave».

Pasó la enfermedad en su domicilio, con su esposa, «estábamos solos, separados, con mascarilla. Desde que me reincorporé voy al hospital y dedico mucho tiempo a la facultad, estoy preocupado por el alumnado y por el profesorado. Y por el futuro, porque el virus no va a desaparecer a la velocidad que llegó, y vamos a ver si habrá más picos o no; qué ocurrirá con la asistencia sanitaria, cómo se regresará a la normalidad».