Galicia supera el millar de sanitarios contagiados con el coronavirus

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Minuto de silencio en las urgencias del Álvaro Cunqueiro, el viernes.
Minuto de silencio en las urgencias del Álvaro Cunqueiro, el viernes. Cedida

Ferrol y Lugo son las áreas en las que más profesionales han sufrido el covid-19

25 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Galicia superó esta semana el millar de sanitarios que se han contagiado del coronavirus, según un informe del Servizo Galego de Saúde remitido al Ministerio de Sanidad y al que ha tenido acceso La Voz. En la noche del día 21, en la comunidad ya se habían detectado 8.634 casos de covid-19, sumando los enfermos en fase activa, los fallecidos y los que han sido dados de alta. De ellos, 1.001 eran profesionales de la sanidad.

Esto supone que el 11,6 % de todos los contagiados en Galicia son trabajadores sanitarios. En España se han detectado 35.295 casos de contagios en el personal de hospitales y centros de salud. Suponen el 17,4 % del total. A lo largo de la epidemia, el conjunto de Galicia se ha mantenido por debajo de la media española. Hay comunidades como Andalucía donde los sanitarios son el 21 %.

La realidad es diferente en cada área sanitaria. Hay algunas como Ourense o Vigo donde el reciente uso de las mascarillas defectuosas ha tenido mayor impacto que en otras. La de A Coruña y Cee es la que registra más profesionales que están atravesando o han superado la enfermedad que provoca el nuevo coronavirus. Son 228. Pero es cierto que el área sanitaria coruñesa está entre las que tienen más personal, así que parece lógico que vaya a tener más enfermos que otras áreas más pequeñas. Sin embargo, si se analiza en términos relativos el análisis es sustancialmente diferente.

Desde este punto de vista, A Coruña ronda la media gallega de contagios, con un 11,2 %. Lugo y Ferrol encabezan la lista, pues en ambas el 17,5 % del total de infectados son profesionales de la salud. Son 134 y 82 trabajadores, respectivamente.

En el lado opuesto está Vigo, el área con la menor tasa, pues son el 5,7 %, aunque el informe de Sanidade no deja claro si los datos incluyen al personal de Povisa, que es un hospital privado pero que atiende a 135.000 personas para la sanidad pública. En Vigo hay 92 sanitarios que se han contagiado hasta el momento. Todos los datos pueden verse en el gráfico adjunto.

El personal de enfermería se ha llevado la peor parte de esta crisis. Los sanitarios no facultativos gallegos suman 587 positivos. Esta categoría engloba a las enfermeras, auxiliares y técnicos. También hay 158 no sanitarios -celadores, mantenimiento, de administración...- y 247 facultativos. Ayer por la tarde, precisamente, en los servicios de urgencias de toda Galicia el personal organizó una concentración con un minuto de silencio por los profesionales fallecidos, los que estuvieron en primera línea y la población que ha ayudado. El presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes), Juan González Armengol, denunció que la alta tasa de infecciones entre el personal en España es intolerable y se debe a «las malas condiciones en las medidas de prevención y protección».

Fernando Simón no es el único gestor que ha padecido el covid-19. Al director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias se suman nueve directivos de las áreas sanitarias gallegas. Son cuatro en Ourense, dos en Ferrol, dos en Santiago y uno en Vigo.

Un médico curado: «No soy mejor persona por donar plasma»

Tampoco le ha dado muchas vueltas, pero Jacobo Torrón Vázquez-Noguerol cree que se contagió en Madrid. En enero, febrero y marzo, hasta que se canceló, estuvo haciendo una formación en el Hospital Niño Jesús. Ahora, ya recuperado y reincorporado al Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, este psiquiatra de 29 años es uno de los primeros gallegos que han superado el covid-19 y que han donado plasma para su posible uso como tratamiento de los pacientes más graves de la infección por coronavirus.

Su sospecha sobre su posible contagio en Madrid tiene lógica, porque, aunque no estuvo con ningún contagiado, la capital se convirtió en zona de transmisión endémica a principios de marzo. Cuando regresó, le recomendaron preventivamente que se quedase en cuarentena en casa y no apareciera por el hospital. A los pocos días, empezó con síntomas, le hicieron la prueba y dio positivo. Solo se encontró mal un par de días. Se confinó con su mujer. Ella que también tuvo clínica, con pérdida del gusto y del olfato, y los médicos la consideraron contagiada. Pero no llegaron a hacerle la prueba.

Al cabo de 14 días le hicieron otra vez la prueba y dio negativo, así que se reincorporó a trabajar. En esas estaba cuando lo llamaron desde el servicio de hematología para donar plasma. «No me siento mejor persona por donar, ayudar es una responsabilidad como ser humano si hay una posibilidad», dice. Se sometió a una aféresis, un proceso que dura una hora y que, dice, no es doloroso.

Ahora está en la privilegiada posición de haber superado la enfermedad y tener anticuerpos contra el virus SARS-CoV-2. Aun así, en el hospital mantiene las mismas medidas que el resto: higiene de manos, distancia y mascarilla. «Los sanitarios estamos muy expuestos, pero también las personas que están en contacto con otras para trabajar. El único que no tiene riesgo es el que se queda en casa», razona.

La vuelta al hospital le ha permitido percibir cambios. «Al principio del confinamiento hubo un claro bajón en urgencias e ingresos de psiquiatría. Luego, un aumento exponencial», dice. Ya atienden más descompensaciones maníacas y psicóticas, que son enfermedades graves; pero también trastornos adaptativos y ansiedad relacionados con la incertidumbre, los problemas laborales -«tanto los que están sin trabajo como los que tienen mucha más carga laboral»- y también las personas que conviven con gente mayor y con demencias, «para los que el confinamiento es todavía más duro».