Para tratar de evitar el conflicto entre especies, la Fundación Oso ha puesto en marcha una campaña de plantación de 55.000 árboles que servirán para enriquecer la producción de alimento. «En O Courel hay castaños y dehesas de robles que producen mucho alimento en una época fundamental como es el otoño, cuando los osos comen frutos secos, castañas y bellotas sobre todo. Pero lo que hemos querido hacer en este proyecto es ampliar la oferta con frutos carnosos», sostiene. La plantación cuenta principalmente con un tipo de cerezo (Prunus avium), arraclanes, abedules, manzanos silvestres y mostajos. «Nuestro modelo se basa en crear espacios dentro de la propia naturaleza y lo que hemos hecho ha sido plantar bosquetes pequeños que ejercen como supermercados para los osos», añade.
La idea es que el animal encuentre suficiente alimento como para dejar tranquilas a las colmenas. La apicultura supone también una fuente importante de ingresos en O Courel. El proyecto Life Oso financiado por la Unión Europea está siendo muy bien acogido entre los vecinos y es un impulso además para la economía local. «Estamos plantando estos bosquetes en zonas privadas tras haber llegado a acuerdos con los propietarios. Esto es algo que permite mejorar el estado de los montes. También son más resistentes a los incendios. Y todo se está desarrollando con empleo local. Esto permite que se asocie la presencia del oso pardo no solo como un valor relacionado con la naturaleza sino también como un motor de desarrollo rural», reconoce Ballesteros.