El empresario, para salvar su taller, optó por pagar. Las negociaciones corrieron a cargo del abogado experto en nuevas tecnologías Amadino Pereira, del bufete Xurisgal, en Celanova. El despacho cruzó correos durante tres días en inglés con el ciberdelincuente para regatear la cuantía del rescate. Tras un tira y afloja, acordaron rebajar la cifra a la cuarta parte de un bitcoin, que ahora cotiza a 1.800 euros. La compraron más barata, por 1.600, porque, durante las negociaciones, la divisa subió de precio.
«Tras hablar con varios especialistas, estos coincidían en que si el empresario paga suele recuperar la información pero te lo juegas a todo o nada. Era una cantidad que se podía asumir perder, aunque solo fuera por intentarlo», explicó el abogado Pereira. El pirata cumplió su palabra y, una vez que cobró, dio las instrucciones para desinfectar los archivos. La primera clave falló pero envió un segundo fichero que lo desencriptó todo. «Colaboró muchísimo en la desencriptación, fue muy amable», dice el letrado. A sus clientes, los anima a hacer una política de seguridad seria y subir datos a la nube para mantenerlos a salvo.