Así es el aislamiento de los Agudo Calvelo: «Lo que estresa es estar encima de tus hijos con los deberes»

Pablo Varela Varela
pablo varela OURENSE / LA VOZ

SOCIEDAD

Miguel Villar

El pasado domingo nació Carmen, la décima hija en una casa donde hay otras dos chicas y siete chicos

22 abr 2020 . Actualizado a las 12:32 h.

A Raquel y Carmen, que nació el pasado domingo en el CHUO, las separan 17 años de vida. La pequeña de los diez hermanos de la familia Agudo Calvelo trajo consigo una dosis de alegría para sus padres, Miguel Agudo y María del Valle Calvelo. Han sido días intensos para ambos, porque en el hospital también estaba el padre de María, afectado por el coronavirus y ya iniciando su rehabilitación al haber dado negativo en las pruebas tras 14 días ingresado.

Mientras él peleaba contra la enfermedad, nacía Carmen, un nombre que llevaba tiempo ya anotado porque la niña era muy esperada. «Me hacía muchísima ilusión tener otra», cuenta María. La pequeña nació a las seis de la mañana en buen estado de salud y ahora es la reina de la casa, donde se escuchan las voces y berridos de otras dos chicas y siete chicos. «Cada uno tiene su encanto», dice su madre riendo.

Para mantener un equilibrio han optado por una ley a lo salomónico. Si alguno quiere ponerse a los mandos de la Play Station deberá dedicarle el mismo número de horas al estudio. Ocurre que algunos de ellos se intentan escapar al desván, el epicentro de la sala de juegos. «Lo que más me estresa de todo esto es estar encima de ellos con los deberes, porque esto son circunstancias excepcionales. Y a la mínima que me despiste se marchan ahí arriba. La suerte es que, una vez que arrancan con sus tareas, luego va todo solo», admite María.

Por las tardes les ha dado algo de manga ancha y allí se van. «Pero solo si han hecho todo. El que no da el callo, no juega», avisa. El confinamiento también ha puesto a prueba cómo la familia comparte su espacio. Miguel y María impusieron pautas y se sentaron con sus hijos para explicarles la reciente decisión del Gobierno central de aprobar las salidas de los niños menores de 14 años, pero a hacer la compra con un adulto. Raquel, por ejemplo, tiene 17. «Y claro, ellos entienden el aislamiento y los motivos, pero conviene decirle a los mayores por qué no pueden ir o no están dentro de esa norma», dice María.

Para hacerlo más sencillo, optó por un ejemplo de impacto: les recordó que su abuelo seguía ingresado en el hospital luchando por dejar atrás una enfermedad que puede cercarse con el aislamiento preventivo. «Y cuando algo es justo, ellos aceptan las correcciones en seguida», dice. Ahora, miran con esperanza su recuperación, aunque saben que el proceso será largo. «Los niños, incluso los pequeños, saben lo que ha pasado y creo que comentárselo les ayuda a tener una idea de por qué seguimos en casa», concluye la madre.