El pacto entre Sánchez y Casado restringe el control gubernamental de la mesa de reconstrucción

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

SOCIEDAD

EP

El traslado del debate a una comisión rebaja el papel de Unidas Podemos y permite que Vox, que tiene 52 diputados, tenga más representación en la comisión que la formación morada

21 abr 2020 . Actualizado a las 09:32 h.

El cambio del formato de la mesa de reconstrucción modifica los planes de Pedro Sánchez y crea un foro sometido las normas del Parlamento que reduce el control del Gobierno y también el papel de Unidas Podemos en el foro.

 

¿Quién participará?

El traslado del ámbito de negociación a una comisión del Congreso permite que participen todos los partidos, incluido Vox, que se había negado a una mesa al margen del Parlamento y ayer confirmó su asistencia. La aritmética de la comisión replicará así la del Congreso, de manera que PSOE y Unidas Podemos podrían podrán tener una mayoría con sus socios de investidura o una alternativa con PP y Cs.

¿Qué posibilidades de acuerdo hay?

Que el PP haya aceptado participar en una comisión no implica que se vaya a llegar a un acuerdo unánime. Será muy difícil que el PP y Unidas Podemos se pongan de acuerdo en las medidas económicas para hacer frente a la crisis, porque sus posiciones son radicalmente opuestas, especialmente en lo que afecta a la fiscalidad de las empresas. Y aún más complicado es que el PP, Ciudadanos y Vox lleguen a un consenso con los independentistas. El pacto unánime y global parece por tanto imposible y solo serán viables acuerdos sectoriales votados de forma independiente, que afecten especialmente a la coordinación de la gestión sanitaria.

 

¿Pueden hacerse extensivos los acuerdos a unos Presupuestos de reconstrucción?

No. Uno de los principales temores del PP era que Sánchez tratara de utilizar la mesa que planteaba para forzar la aprobación de unos Presupuestos de emergencia que deberían ser apoyados por todas las fuerzas políticas. Casado adelanta que no se plantea apoyar unas cuentas públicas con medidas económicas del Varufakis de Sánchez, como calificó a Pablo Iglesias. Si el Gobierno quiere su apoyo a los Presupuestos del 2021 -los del 2020 ya se dan por imposibles- debería aplicar un giro total en los planteamientos acordados hasta ahora con Unidas Podemos. Sánchez ya ha rechazado romper con Iglesias, por lo que la aprobación de los Presupuestos sigue en manos de ERC, que debería cambiar su abstención en la investidura por un voto a favor.

¿Rebaja este acuerdo el papel de Unidas Podemos?

Sí. Sánchez había redactado ya un protocolo que preveía abrir mañana mismo la mesa, estableciendo cuatro grupos de trabajo distintos sobre la reactivación económica, el Estado de bienestar, la Sanidad y la posición común en Europa. Ahora, todo el formato tendrá que someterse a las estrictas reglas de una comisión del Congreso, que deberá empezar por acordar un presidente de la misma y en la que el Gobierno tiene menos capacidad de controlar al debate. En el esquema que planteaba Sánchez, en la mesa estarían él mismo y los cuatro vicepresidentes, incluido Pablo Iglesias. Ahora, el papel de Unidas Podemos en la comisión se vería reducido al que corresponde por su representación parlamentaria, que con 35 escaños es menor incluso que la de Vox, que cuenta con 52 diputados.

¿El acuerdo alcanzado pone fin a la escalada de tensión política?

No. Las propias declaraciones realizadas por el líder del PP, Pablo Casado, al término de su reunión telemática con Sánchez, dejan claro que los populares no van a rebajar la presión al Gobierno en lo que afecta a los errores de gestión ni en lo que consideran un intento de censurar la libertad de expresión coartando las críticas al Gobierno por parte de los partidos y de los ciudadano a través de las redes sociales. El PP no está dispuesto a «mutualizar» los errores del Ejecutivo y hacerse corresponsable de su gestión ante la pandemia. El acuerdo alcanzado entre Sánchez y Casado elevará en sentido contario la presión de unidas Podemos y de los partidos independentistas y soberanistas, que preferían una mesa de negociación extraparlamentaria en la que tuvieran más protagonismo y en la que el PP no tuviera un papel preponderante. Los secesionistas sospechan que un pacto entre socialistas y populares suponga la adopción de medidas recentralizadoras de cara al futuro en materia de sanidad.