Alarma en China: rebrota el coronavirus en una zona que hace frontera con Rusia

Zigor Aldama SHANGHÁI / COLPISA

SOCIEDAD

ALEX PLAVEVSKI / EFE

Hay 61 contagios locales en la provincia nororiental de Heilongjiang, 50 de ellos relacionados con una mujer procedente de Estados Unidos

21 abr 2020 . Actualizado a las 12:56 h.

China va recobrando la normalidad después de haber vencido la primera batalla contra el coronavirus. Pero incluso antes de cantar victoria, nuevos brotes ya amenazan con aguar la fiesta. El que más preocupa es el que acecha a la provincia nororiental de Heilongjiang, porque hasta el domingo allí se habían detectado 61 contagios locales. De ellos, 54 se han registrado en la capital, Harbin, y 50 están relacionados con una mujer que aterrizó en el gigante asiático el 19 de marzo procedente de Estados Unidos. Por si fuese poco, a esta situación hay que añadir los casos importados que se acumulan en la localidad de Suifenhe, fronteriza con Rusia. Hasta ese remoto rincón de Siberia han viajado cientos de ciudadanos chinos que querían regresar al país y que, debido a la cancelación de enlaces aéreos y el cierre de fronteras, no tenían otra forma de hacerlo que recorriendo cientos de kilómetros por tierra. Según las estimaciones oficiales, entre el 15 % y el 20 % de esas personas están infectadas, razón por la que todas han sido aisladas y la ciudad se ha puesto de nuevo en cuarentena.

Desafortunadamente, el brote de Harbin ha trascendido también la demarcación de la provincia y ha provocado infecciones en otras dos cercanas: primero en Liaoning, y después en Mongolia Interior. Y preocupa especialmente que, en este caso, que el coronavirus sea un poco diferente al que China ha combatido hasta ahora. «Debemos prestar especial atención al brote de Harbin, aunque parezca pequeño, porque tiene una larga cadena de contagios que ha dejado al descubierto nuevas características del coronavirus», afirmó ayer en declaraciones al diario Global Times el epidemiólogo jefe del Centro de Prevención y Control de Enfermedades de China, Zeng Guang.

Para otros expertos, el peligro de este brote también puede residir en el diferente genotipo del coronavirus SARS-CoV-2 contraído por la mujer contagiada en Estados Unidos. Según Yang Zhanqiu, epidemiólogo de la Universidad de Wuhan, a juzgar por lo sucedido en Harbin podría ser más contagioso entre la población china. Asimismo, esto podría dificultar la detección de contagiados porque cabe la posibilidad de que reduzca la efectividad de los test utilizados en todo el país. No en vano, la mujer, de la que ha trascendido su apellido, Han, se hizo cuatro pruebas de ácido nucleico y en todas dio negativo a pesar de estar infectada.

Ante esta situación, las autoridades han reforzado los controles, piden a la población que mantenga las medidas de prevención que han tenido éxito durante el control de la primera ola de la COVID-19 y recuerdan que cualquier caso sospechoso será puesto en cuarentena. De momento, 4.000 personas que pasaron por dos hospitales de Harbin en los que se han detectado contagios relacionados con Han están bajo observación. Esto ha hecho que, incluso en ciudades alejadas como Shanghái, muchos centros sanitarios cancelen citas para procedimientos tan diferentes como puede ser la extracción de muelas. No se pueden correr riesgos ahora que la población comienza a retomar la actividad, subraya el Gobierno.

Este nuevo frente abierto se produce en un momento delicado sobre la gestión de la pandemia, alimentado por el presidente estadounidense, Donald Trump, que insiste en la teoría de que el virus pudiera ser producto de la actividad de un laboratorio -tesis refutada por diferentes estudios científicos independientes- y por las insinuaciones de diferentes líderes internacionales de que Pekín no hubiera informado en su momento de la auténtica gravedad de la epidemia. Este lunes fue la canciller alemana quien pidió a las autoridades chinas mejor información, ya que «cuanto más transparente sea sobre la génesis del virus, mejor será para todo el mundo» a fin de que podamos «sacar las enseñanzas». También el Gobierno de Australia solicitó una investigación independiente sobre la forma en que el gigante asiático gestionó el brote, a lo que el Ministerio de Exteriores chino respondió explicando que la petición desconoce «los enormes esfuerzos y los sacrificios del pueblo chino» para frenar la propagación del virus.