Más de 28.000 niños del área de Compostela podrán salir a la calle

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Sandra Alonso

Solo en la ciudad, 11.000 menores de hasta 12 años pisarán de nuevo la vía pública

21 abr 2020 . Actualizado a las 22:43 h.

Llevan cinco semanas encerrados en casa. Han sido 38 días de confinamiento estricto. Pero, a partir del lunes, al menos 28.000 niños de Compostela y de los concellos de su entorno podrán pisar de nuevo la calle. Solo en la capital santiaguesa, son 11.000 menores de hasta 12 años los que tendrán la opción de estirar las piernas «un rato al día» acompañados de un adulto, según dijo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Aunque todavía no se ha precisado cuánto tiempo ni qué condiciones se impondrán a estas salidas (algo que precisará el comité científico), sobre la edad máxima Sánchez se refirió a la ley de Salud Pública, que establece el límite en los 12 años. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), entre los 25 concellos de la zona hay 28.668 pequeños en esta franja de edad. No obstante, si esta se amplía hasta los 14 años, como pide la Xunta, la medida afectaría a otros 4.400 jóvenes más y elevaría la cifra total hasta los 31.000.

Un ejemplo de esas familias con niños pequeños, que a partir de la próxima semana podrán respirar aire fresco, es la de Manola. Con dos hijos, de 5 y 10 años, María y Manuel, confinados en un piso de Santiago, en la zona del Restollal, afirma que esta autorización «mejorará algo» la situación, «pero no es lo ellos están buscando», añade.

«El confinamiento en casa lo están llevando bastante bien, pero salir a la calle va a ser un alivio, sobre todo para el mayor, que es muy activo y lo necesita más. La pequeña es más tranquila y se entretiene con sus juguetitos, pinta, se disfraza...», explica Manola.

«Cuando se habló de que se podría salir, Manuel se puso muy contento. Él esperaba poder ir a las pistas y jugar con el balón. Cuando le expliqué que solo se podía dar un paseo, ya no le hizo tanta gracia», añade la vecina de Santiago, quien señala que con 10 años ya se puede razonar con él.

Reconoce esta madre que en su hogar hacen un esfuerzo por mantenerlos entretenidos. ¿El mayor reto? Buscar distracciones para que Manuel no acabe abusando del Brawl Stars, su videojuego favorito. Han optado por poner un límite a este tipo de ocio, indica: «Por la mañana está centrado con las actividades del cole y, si acaba antes, dibuja un rato. Después de comer, le dejamos un máximo de dos horas con el ordenador. Luego jugamos al parchís, a las cartas... y metimos un colchón en la sala y ahí saltan toda la tarde». Manola explica que tanto ella como su pareja trabajan, él en el servicio público y ella en alimentación animal: «Es complicado, pero él es autónomo y tiene la facilidad de ajustar sus horarios al mío».

«Es importante dedicar tiempo a explicarles bien a los niños qué se van a encontrar fuera»

¿Cómo preparar a nuestros hijos para el nuevo escenario? ¿Cómo manejar su frustración por todo lo que no podrán hacer? La psicóloga y terapeuta familiar María Chavert contesta a estas preguntas

Poca información se ha avanzado hasta el momento sobre cómo han de salir los menores a la calle. Se sabe que deberán ser paseos acompañados de un adulto, que se harán siempre en situación de seguridad, manteniendo la distancia social (de dos metros) y extremando las medidas de higiene, con mascarillas y lavándose las manos. Pero, ¿Cómo preparar a los niños para el nuevo escenario? ¿Cómo manejar la frustración por todo lo que antes hacían y ahora no podrán hacer? A estas preguntas responde María Chavert, del gabinete Chavert Psicología.

En primer lugar, indica, «hay dos cosas fundamentales: no mentir y no minimizar. Ya desde que empezó el confinamiento le digo a los papás con los que trabajamos que con frases como ‘no te preocupes’, ‘ya pasará’ o ‘no es para tanto’ lo que haces es que se queden sin respuesta y no perciban la amenaza». Por otra parte, la psicóloga y terapeuta familiar con clínica en Santiago hace hincapié en que «es importante anticiparse y dedicarle tiempo a explicarles bien qué se van a encontrar fuera cuando salgan y por qué la gente, de repente, lleva mascarillas, por qué tendrán que ir de la mano, por qué el parque está cerrado o quién le dará al botón en el ascensor».

En todo este trabajo previo, «hay que evitar detalles escabrosos o traumáticos y adaptar el lenguaje a la edad. Por ejemplo, a un niño de 4 años se le puede hablar de un virus travieso, al que le encanta pasar de persona a persona y por eso tenemos que andar separados; pero al niño de 12 no le vale este cuento y se lo tienes que explicar con un lenguaje más adecuado».

¿Cómo introducir los nuevos hábitos? «Hay que incorporar rutinas y lo ideal es convertirlas en un juego: lavar las manos con una canción, a ver quién hace más espuma, convertir la primera salida en una aventura de superhéroes o exploradores...», continúa. «De la manera en el que el adulto lo enfoque condicionará mucho a cómo lo haga el menor. Los padres siempre van a tener miedo, pero no deben trasladárselo a sus hijos. En su lugar, es bueno darles seguridad e insistir en todas las medidas que hay a nuestro alcance: lavarnos las manos, las mascarillas... para empezar a salir», repara Chavert.

La pataleta, añade, «es la forma que tienen de expresar su frustración y es importante, en primer lugar, validar ese sentimiento: ‘entiendo que estés enfadado y quieras estar más en la calle, pero no podemos porque...’. Se trata de dar luego una respuesta breve, de estructura simple, en un tono de voz tranquilo y bajo. Cuando están enfadados, cualquier discurso que hagamos desde la parte racional no lo van comprender. Por eso es mejor ser concisos y claros». Si es posible, sería bueno ofrecer una alternativa. Es decir, «ahora no puedes jugar con Fulanito o Menganito, pero ¿qué te parece si luego en casa le hacemos una videollamada?. Incluso podemos anticiparnos e inventar con nuestro hijo una forma divertida de saludarlos». «Los niños asimilan las normas mejor a través del juego y yo siempre digo que la mejor vacuna es el sentido del humor», subraya.

Por la experiencia que tiene la psicóloga coruñesa, afincada en Santiago, con distintas familias puede decir que «hay niños que lo llevan muy bien, y otros no tanto», al tiempo que advierte que ya ha habido menores que han salido a la calle por temas de custodia. En cualquier caso, considera que siempre es mejor prevenir que curar y una buena charla puede evitar situaciones incómodas cuando llegue el día de salir a la calle.