Tres de cada diez infectados por COVID-19 podrían presentar síntomas neurológicos

La Voz

SOCIEDAD

Personal de un hospital navarro atiende a un paciente en una camilla
Personal de un hospital navarro atiende a un paciente en una camilla Eduardo Sanz || EP

Cefaleas y dolores musculares son las manifestaciones más habituales, aunque también se han detectado confusión, debilidad y alteraciones del gusto y el olfato

20 abr 2020 . Actualizado a las 16:15 h.

La Sociedad Española de Neurología (SEN) ha elaborado un manual para guiar el trabajo de estos especialistas médicos en plena pandemia por el coronavirus SARS-Cov-2. Entre otras muchas consideraciones, apuntan a que, aunque el cuadro clínico del COVID-19 es fundamentalmente respiratorio, «en muchos casos aparecen síntomas neurológicos como cefalea, anosmia -pérdida de olfato- o dolores musculares». Y alude a que los primeros estudios realizados en China, cuna de la pandemia, observaron que más de un 36% de los pacientes presentó síntomas neurológicos.

El manual repasa series clínicas de casos descritos en otros países En ellas, las manifestaciones neurológicas descritas con más frecuencia son las cefaleas (dolores de cabeza) y las mialgias (dolores musculares), aunque también se registran mareos y vértigos, estados de confusión y alteraciones en el olfato y el gusto (anosmia e hiposmia). Incluso se describe una crisis epiléptica, pero en un único paciente de una serie registrada en Estados Unidos.

El artículo de la SEN apunta a que la cefalea «posiblemente se produzca en el contexto del síndrome gripal», mientras que la anosmia o pérdida de olfato aguda «en el contexto de la pandemia parece ser un indicador de la infección». De hecho, un estudio realizado en doce hospitales europeos encontró que un 85,6% de los pacientes con COVID-19 tenía alteración del olfato (anosmia) y un 88% del gusto (hiposmia). Por ello la SEN, como otras sociedades científicas, ha recomendado incluir la anosmia como síntoma de la enfermedad provocada por el nuevo coronavirus.

Síndrome confusional o encefalopatías

En cuanto al registro propio habilitado por la SEN, iniciado el pasado 17 de marzo y contabilizado hasta el 12 de abril, ha recogido 103 casos reportados desde 12 comunidades autónomas. Entre ellos, la manifestación neurológica más frecuente fue el síndrome confusional o encefalopatía leve moderada (en el 28,3 % de los casos), seguido del infarto cerebral (22,8 %), la anosmia/hiposmia (19,6 %) y la cefalea (14,1 %). Se notificaron también once casos de crisis epilépticas (12 %) y siete de encefalopatías graves o coma (7,6 %). También se atendieron otras cuestiones como parálisis facial y parálisis de nervios oculomotores

Mientras que algunas manifestaciones podrían ser síntomas de la enfermedad, otras deben analizarse como complicaciones derivadas de la misma. Por ejemplo, la encefalopatía leve se marca como una posible complicación secundaria «muy frecuente» en pacientes ancianos con inflamación sistémica o trastornos de coagulación como los relacionados con el COVID-19 o sus tratamientos, aunque se aboga por investigar para descartar «una implicación directa del virus». También como complicaciones secundarias se apunta a las crisis epilépticas.

Relación con la epilepsia y «factor precipitante de ictus»

En cuanto al ictus, el manual recoge la advertencia de un grupo de neurólogos italianos, que observaron un aumento del número de estos accidentes cerebrovasculares, que podrían estar relacionados con trastornos de la coagulación ocurridos en el marco de la infección viral.

Al respecto, la SEN apunta a que la incidencia del ictus en la enfermedad COVID-19 «queda por determinar, pero parece alta», pero también se indica que «en un buen número de casos, puede ser una coincidencia, pues en este contexto epidemiológico y en población de edad avanzada no es extraño que algunos pacientes tengan COVID-19». También se refiere que la enfermedad cerebrovascular podría ser un «factor de riesgo relevante» para sufrir la infección y, especialmente, para que su curso sea «más agresivo», pero que es preciso aclarar si esa posible relación con una mayor mortalidad es causal o producto de «un factor de confusión relacionado con el envejecimiento». En todo caso, se entiende que, como ya sucede con otros virus respiratorios, la infección por COVID-19 «podría ser un factor precipitante de ictus».

En cuanto a las crisis epilépticas, se recoge que «que se sepa, la epilepsia no implica un mayor riesgo de presentar una enfermedad COVID-19 más grave». Sí se indica, sin embargo, que en el registro de la SEN ya se han recogido varios casos de crisis epilépticas «en pacientes sin antecedentes», por lo que se aboga por «vigilar de cerca» esta manifestación, que podría estar influida y facilitada por cuestiones como la fiebre o la hipoxia provocadas por la enfermedad vírica.

Como campo importante de estudio se marcan las posibles afectaciones que el virus pueda causar en el sistema nervioso central, aunque los datos y la literatura científica revisados en el manual indican que «no hay evidencias» de encefalitis o meningitis por SARS-CoV-2. En todo caso, se abre la puerta a investigar sobre las posibilidades de que la afectación directa del virus al cerebro pudiera llegar, además de a través de la sangre, por vía transneuronal.

Problemas neurológicos enmascarados

«Es importante subrayar que la coexistencia de un proceso neurológico y el COVID-19 no implica necesariamente causalidad. Dada la elevada frecuencia de personas infectadas, es perfectamente posible, y seguramente es frecuente, que procesos neurológicos convencionales tengan relación cronológica con la infección sin que los primeros se deban a la segunda ni a sus consecuencias sistémicas», indica el doctor David Ezpeleta, uno de los autores del manual. «Procede recordar que los pacientes siguen presentando las enfermedades neurológicas habituales y que éstas pueden malinterpretarse en el seno de una COVID-19 o quedar enmascaradas por la misma», añade el doctor David García Azorín, otro de los editores de la obra.

Con todo, desde la Sociedad Española de Neurología envían un mensaje de tranquilidad. «Con excepción de las enfermedades vasculares, las enfermedades neurológicas no suponen un mayor riesgo por sí mismas para desarrollar formas graves de la enfermedad causada por el coronavirus», incide el doctor José Miguel Láinez, presidente de la SEN.