Contagiada, aislada, de duelo por su marido y ahora junto a otra residente delicada con respirador

SOCIEDAD

La Voz

Un hijo pide para su madre un lugar adecuado en su residencia para evitarle vivir más angustias

19 abr 2020 . Actualizado a las 20:49 h.

Raúl encadena al hablar los espacios entre palabras con sentimientos. Los tiene a flor de piel pues acaba de perder a su padre víctima del contagio masivo en la residencia DomusVi Barreiro (Vigo) y su madre vive en el mismo centro un duro duelo sin poder recibir el apoyo de su familia, aún más imprescindible tras resultar también positiva en coronavirus.

Evaristo Vilar (iba a cumplir hoy 85 años) y Celia Elvira López (83). Él murió el día 4 en la residencia y ella está ahora aislada pero compartiendo habitación con una mujer también contagiada conectada a un respirador y estado delicado. «Mi madre lleva la muerte de mi padre como puede, pero a su lado la otra señora no deja de pedir auxilio, ayuda y mi madre, que tiene el síndrome del cuidador, está ahí. Tiene que estar viviendo un gran estrés psicológico», señala su hijo, que asegura, como los de otros fallecidos en residencias en esta pandemia, estar arrastrando un sentimiento de culpa por haberlos llevado a lugares en los que el contagio masivo ha acelerado su final.

«No sería capaz de asumir que le pasara algo a ella ahora», dice Raúl sobre su madre, que ha dado positivo en los test de COVID-19 pero no ha desarrollado ningún síntoma. «Está atormentada por la muerte y las circunstancias de mi padre, que padecía desde hace años alzhéimer. Le cuesta dormir por todo lo que lleva encima y el ruido del respirador de su compañera de habitación y sus quejidos», continúa Raúl Vilar.

«Mi madre no tiene ánimos ni salud o forma física para tal cosa», asegura. Él ha pedido que la cambien a un entorno más tranquilo, o una habitación individual, «pero me dicen que no hay sitio, aunque ya han fallecido bastantes residentes», al menos 23 y otros no positivos han sido derivados a un centro de ocio autonómico en Nigrán. El centro vigués de Barreiro intervenido por la Xunta ha empezado a recibir este fin de semana a una docena de mayores de la residencia de Crecente, desbordado por el coronavirus.

«Ofrecen darle más somníferos y promesas de que se ocuparán más de su compañera, pero yo creo que merecen otro trato, permitirle hacer un duelo sin más sobresaltos, poder dormir sin el ruido de una maquina de fondo a la que está conectada otra persona para poder seguir viviendo. Una angustia», encadena ya Raúl los silencios y las palabras con sentimientos y fuerza para seguir hablando de sus padres, una pareja de Fene, a las que su hijo buscó una residencia para tenerlos cerca y que atendiesen a Evaristo, afectado en su salud por el mal del olvido y el amianto respirado en los astilleros.