La atmósfera, la única normalidad

Xavier Fonseca Blanco
xavier fonseca REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Las tormentas han sido protagonistas en la última semana en Galicia
Las tormentas han sido protagonistas en la última semana en Galicia Ana García

La primavera se está comportando de forma habitual, sin grandes anomalías

19 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta última semana las tormentas han sido las grandes protagonistas de la meteorología en Galicia. Los chaparrones fueron intensos, acompañados de granizo y aparato eléctrico. Esta configuración atmosférica permitió captar el típico aroma que libera la naturaleza y que se llama petricor. Los gallegos asociamos este olor con la morriña y en estos tiempos de confinamiento el sentimiento se intensifica.

La primavera en general se está comportando de momento de forma habitual, sin grandes anomalías. La atmósfera parece entender que ya tenemos suficiente con el virus que ha paralizado a la humanidad. Los episodios tormentosos de los últimos días también entran dentro de la normalidad meteorológica. En esta estación del año confluye el aire frío de origen polar del invierno que comienza a retirarse hacia el norte y el cálido del verano que aparece en escena. Este es el período en el que se forman corrientes de aire cálido que ascienden y generan cumulonimbos, la reina de todas las nubes, responsables del granizo y el aparato eléctrico. Esta nubosidad descarga mucha agua en poco tiempo y explica porque en muchas zonas del interior de Península como Castilla y León y Aragón abril es el mes más lluvioso de la climatología. De ahí el refrán: en abril, aguas mil.

Pero esto no es ni mucho menos aplicable a la comunidad gallega. Abril ocupa el quinto puesto de los meses más húmedos de la climatología gallega. En general, los más lluviosos en Galicia siempre han sido y siguen siendo noviembre y diciembre, cuando la energía solar en el hemisferio boreal se reduce drásticamente. El aire del polo norte desciende hasta las latitudes medias y se encarga de alimentar la formación de borrascas.

La previsión a corto plazo tampoco observa grandes cambios respecto a la dinámica que predomina desde hace algunas semanas. Todo apunta a que seguirán formándose pequeñas danas o gotas frías que dejarán chaparrones generalizados que se alternarán con momentos de tiempo seco. Las temperaturas registrarán valores normales de la época del año. En cuanto a lo que se puede esperar a largo plazo, los modelos meteorológicos siguen apostando por final de primavera y comienzo de verano más calurosos de lo habitual, lo cual sería una excelente noticia porque esta misma semana una investigación señaló que las altas temperaturas pueden acabar con la transmisión del coronavirus.

En las próximas semanas el aumento de la radiación solar en el hemisferio norte también debería ayudar a cerrar el atípico y enorme agujero que en la capa de ozono sobre el Ártico y cuyas dimensiones no tienen precedentes.