Las muertes diarias se resisten a bajar y España supera las 20.000 víctimas

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado REDACCIÓN

SOCIEDAD

Glòria Sánchez

El incremento de pruebas y la inclusión de asintomáticos complica aún más los datos

19 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El descenso significativo del número de muertos diarios no acaba de llegar. Al igual que después del máximo de contagios, que se calcula en torno al 7 de marzo, y del primer pico de casos detectados (6.584 el 24 de marzo), cuando los positivos se mantuvieron durante 13 días por encima de los 6.000, ahora la tónica parece repetirse. En 24 horas se sumaron otras 565 víctimas a una sangría que no cesa desde que estalló la epidemia y que eleva los fallecimientos confirmados en España con coronavirus a 20.043.

Así, desde los 950 muertos del 2 de abril, el día más negro hasta la fecha, en lugar de esa deseada caída en picado de los fallecimientos, las estadísticas se han instalado en una prolongada meseta que deja detrás de sí un reguero de víctimas. Después del descenso experimentado entre el 7 y el 10 de abril, que auguraba una transición mucho más rápida, ahora ya va más de una semana en la que no se baja de los 500 al día, con pequeñas fluctuaciones.

Con estos datos y aunque existe la consciencia plena de que «la enfermedad está descendiendo», como afirmó ayer el director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias (CAES), Fernando Simón, cualquier decisión del Gobierno respecto a las medidas para ir relajando el confinamiento se complica. Y más cuando algunos de los indicadores empleados para seguir la evolución de la epidemia se han convertido en una ensalada de números cada vez más difícil de interpretar, porque se ha incrementado mucho la capacidad para hacer unas pruebas que dan unos resultados no siempre comparables. Por ejemplo, los casos nuevos notificados ayer crecieron algo menos (4.499 frente a los 5.252 del reporte anterior), pero deberían haber bajado bastante más si siguiesen la tónica de la semana anterior. Sin embargo, que se haya pasado de unas 20.000 pruebas diarias a más de 40.000 supone una distorsión importante en cuanto a la detección de casos que impide que se vea el descenso real. Lo que sí se sabe, como explicó también Simón, es que antes daban positivo el 25 % y ahora lo hacen en torno al 8,5 %.

Si a todo esto se añade que en el último informe Cataluña ha notificado 44 nuevos ingresos en ucis —y 35 en la suma del resto de comunidades— y que Madrid y Galicia siguen dando casos activos en lugar de hospitalizados desde el inicio, parece evidente que habrá que esperar unos días, como dice Sanidad, a que todo eso se consolide.

De lo contrario, con una interpretación al pie de la letra, Cataluña, con 1.627 positivos en 24 horas, prácticamente habría doblado los 771 de Madrid. Incluso se podría decir que hay dos cifras totales de infectados confirmados, los 191.726 que suman los criterios utilizados hasta ahora y los 1.191 a mayores, detectados en varias comunidades mediante test de anticuerpos, pero que no se sabe el momento exacto en que pudieron contraer la enfermedad porque no tuvieron síntomas.

«No podemos inventar»

De ahí que haya que quedarse, como hace Simón últimamente en su análisis, con el incremento del 2,6 % en la hospitalización y del 1,4 % de los ingresos en ucis, que siguen muy contenidos —hasta el punto de que en algunas comunidades se empiezan a desmontar hospitales de campaña— pero tampoco bajan.

«Nosotros no nos podemos inventar los datos», afirmaba el director del CAES para incidir nuevamente en que se los aportan las comunidades autónomas y, pese a que se le dieron nuevas instrucciones el viernes, los cambios en la contabilización «no se pueden hacer de un día para otro». Y más sabiendo que algunas de ellas, pese a la relativa relajación de la última semana, aún tienen sus servicios sanitarios bajo presión y existe «un número de fallecidos importante» que indica que «esto no se ha terminado todavía», aunque «el nivel de transmisión sea mucho más bajo».

De hecho, según el doctor, en España se han identificado tres núcleos de transmisión diferentes: los hospitales, las residencias de mayores y los contactos entre la población en general. Con el confinamiento, y dado que las infecciones en los centros de sanitarios están sometidas a un control mucho mayor, a su juicio, el principal foco de contagio en estos momentos son los propios domicilios a partir de la entrada, a través de uno de sus miembros, de una infección externa.

Madrid a la cabeza

Por comunidades, Madrid sigue encabezando, de largo, las cifras de la epidemia: 52.946 contagiados, 7.132 fallecidos y 30.475 curados. Está en segundo lugar Cataluña, donde son 39.943 los casos confirmados, 3.879 los muertos y 13.275 las personas curadas. En Castilla-La Mancha hay 16.349 contagiados, 1.913 fallecidos y 3.838 personas que han logrado curarse, y en Castilla y León son 15.293 los casos confirmados, 1.429 los muertos y 5.103 los curados.

La contabilización de los casos sin confirmar va a resultar vital en la siguiente fase

Tener en cuenta los casos sospechosos de coronavirus y que no entran en el recuento global —porque no se les pudo hacer un test que los confirme— va a ser de una gran relevancia en la siguiente fase del control de la epidemia. Será en el momento en el que se esté en condiciones de «aislar cada caso» y «conocer todos su contactos», como explicó ayer el director del CAES, Fernando Simón, que considera estos datos «más importantes a nivel local» para adoptar decisiones, que para hacer el seguimiento de la epidemia a nivel estatal e internacional.

En cualquier caso, el epidemiólogo al frente del equipo de expertos del Ministerio de Sanidad insiste en que hay que diferenciar muy bien los casos sospechosos. Una cosa es un cuadro clínico agudo con neumonía bilateral diagnosticado mediante radiografía y otra muy diferente «tener un poco de tos o un poco de fiebre», que son síntomas muy inespecíficos y más en personas de edad avanzada, polimedicadas y con otras enfermedades. Influye también el ambiente y el momento en el que se diagnostica, porque los síntomas unidos a contactos conocidos con personas infectadas resultan también importantes a la hora de dar por confirmado un caso, aun sin el test rápido o la prueba de PCR.

Simón también entiende que las diferencias en cuanto a concentración de la población implican que en las grandes ciudades el virus se expande de una manera muy rápida en poco tiempo y, a partir de ahora, los entornos rurales, «a los que llega de forma más lenta pero llega», van a tener un peso representativo creciente en el conjunto de nuevos casos totales detectados.