Cuando Groenlandia le robó el verano a Galicia

SOCIEDAD

Pueblo de Tasiilaq, en Groenlandia
Pueblo de Tasiilaq, en Groenlandia Lucas Jackson

El año pasado el Polo Norte perdió una cantidad histórica de hielo por las altas temperaturas, las mismas que faltaron en la comunidad gallega

18 abr 2020 . Actualizado a las 10:53 h.

El verano del 2019 será siempre recordado por las intensas olas de calor que se registraron en Europa, y que permitieron batir varios récords de temperatura máxima. Galicia quedó al margen de los efectos de las sucesivas entradas de aire africano como consecuencia de una curiosa configuración. La corriente en chorro o jet stream circuló durante la estación creando grandes meandros, tal como nos tiene acostumbrados en los últimos años. La parte ascendente, por la cual irrumpía el aire africano, abarcaba todo el continente, pero el noroeste peninsular quedó justo en el límite en el que descendía la corriente y desplazaba aire más frío y húmedo. Quizás muchos gallegos ya lo han olvidado, porque la memoria meteorológica funciona regular, pero el pasado verano fue bastante flojo, con presencia sobre todo de nubes bajas en muchos momentos.

El verano que los gallegos reclamaban se había trasladado al extremo norte, concretamente a Groenlandia, donde las anomalías térmicas positivas (valores por encima de la media) superaban los diez grados, con registros de hasta 25 grados. Fue uno de los veranos más calurosos en el Polo Norte, solo superado por el del 2012. Las temperaturas tan elevadas produjeron una pérdida masiva de hielo: en un solo día llegaron a derretirse doce mil millones de toneladas de hielo.

Un artículo publicado esta semana en la revista científica The Cryosphere revela que el pasado verano se registraron las mayores caídas en el balance de hielo desde que comenzaron los registros en 1948, reduciéndose aproximadamente 320.000 millones de toneladas, generando un importante desequilibrio entre lo que gana y pierde en su ciclo anual. «Puede verse el balance de masa en Groenlandia como la cuenta bancaria: en algunos períodos se gasta más, y en otros, menos. Si gastas demasiado, te vuelves negativo. Esto es lo que le pasó a Groenlandia», explica Marco Tedesco, uno de los investigadores principales.

Los autores del trabajo también destacan que a pesar de que el verano del 2012 fue más cálido la pérdida masiva de hielo fue mayor el pasado año. ¿Cómo es posible? La respuesta está en el cielo. Un sistema de altas presiones se instaló sobre Groenlandia durante buena parte de la estación, dejando entrar más luz solar. Con menos nubosidad, hubo alrededor de cincuenta mil millones de toneladas menos de nevadas de lo habitual para agregar a la masa de la capa de hielo. La falta de nevadas dejó hielo oscuro desnudo y expuesto, y debido a que el hielo no refleja tanta luz solar como la nieve fresca absorbió más calor e intensificó el derretimiento y la escorrentía. «Estas condiciones son cada vez más frecuentes», advierte Tedasco.