Yago González: «O mes pasado houbo que botar man ó peto para pagar todos os gastos que temos»

Jose Manuel Jamardo Castro
J. m. Jamardo RIBEIRA / LA VOZ

SOCIEDAD

cedida

El armador muradano reconoce que la caída de los precios está condicionando la viabilidad del sector

16 abr 2020 . Actualizado a las 08:48 h.

El armador muradano Yago González Lago comenzaba a encauzar su vida profesional cuando llegó el coronavirus y trastocó sus planes. Este joven, de solo 24 años, es todo un veterano faenando por la zona. Con solo 16 años se subió a la embarcación de su padre para echarle una mano y aprender el oficio. Es una persona inquieta y también emprendedora. A los 20 años compró su primer barco para no depender de nadie y trabajar por su cuenta.

Hace un año decidió dar un paso más. «Facer un barco de oito metros». Un astillero de O Freixo es el lugar donde se construye su nueva herramienta de trabajo y de esto, «xa hai máis de un ano». Mientras, no se podía quedar parado y esperar a la botadura de su nueva adquisición: «Teño alugado un barquiño, o Juan del Mar, para gañarme a vida mentres non acaban o meu».

En la actualidad está saliendo a faenar todos los días acompañado de un familiar. Recorren la ría de Muros-Noia con el arte de pesca denominado beta. Y la verdad que no les iba mal: «Estabamos pescando bastante ben e o peixe valía algo».

Pero la situación dio un vuelco a principios del mes pasado con la irrupción de la pandemia y el confinamiento. Los precios cayeron de forma vertiginosa.

Echar cuentas

Yago González Lago comenta que para hacer la nueva embarcación tuvo que pedir una hipoteca que está «pagando relixiosamente todos os meses». También está haciendo frente al alquiler del Juana del Mar y a los gastos de la Seguridad Social, combustible, impuestos y un sinfín «de pagos aos que hai que facer fronte». Echando cuentas, afirma que todos los meses tiene unos gastos de alrededor de 3.000 euros, por lo que no puede permitirse el lujo de parar.

El principal problema con que se encontró en marzo fue «a caída dos prezos». Relata que las especies que normalmente suelen pescar con esta arte son la pescadilla y la faneca. Hasta que se decretó el confinamiento «estábase a pagar sobre os 3 e 4 euros o quilo deste peixe, pero o mes pasado caeu de forma considerable. Houbo días que non superaba o euro o quilo. Foron moitas perdas».

Esta situación provocó que «non cubrira para facer fronte ós gastos. O mes pasado houbo que botar man ó peto para pagar todos os gastos que temos». El marinero reconoce que los ingresos descendieron un 50 % en las últimas semanas. Sin embargo, en los últimos días vieron un hilo de esperanza pues el pescado recuperó la cotización y «subeu bastante. Esperemos que non fose polas festas de Semana Santa».

Pero el temor también llegó a la proa de la embarcación de este muradano. «Pensei na posibilidade de parar, sobre todo por seguridade, pero ao final imos ó mar porque hai que comer e pagar as débedas e tamén a xente ten que comer peixe».

El futuro del sector es para este marinero incierto: «A xente nova non quere ir ao mar porque é moi sacrificado e non se gana moito. A min é o que máis me gusta e non podería dedicarme a outra cousa». Ahora espera que este temporal amaine y «as cousas volvan á normalidade».