Una familia monta un súper en casa para que la abuela con alzhéimer pueda hacer la compra

Iago García
Iago García REDACCIÓN | LA VOZ

SOCIEDAD

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El australiano Jason van Genderen compartió un vídeo que muestra cómo la mujer, de 87 años y que no entiende del todo lo que sucede, pudo cumplir con su único deseo durante el confinamiento por el coronavirus: ir con su carrito a la tienda

15 abr 2020 . Actualizado a las 12:28 h.

La madre de Jason van Genderen, Oma, ha cumplido 87 años, tiene alzhéimer y padece demencia. Vive con su familia en Forresters Beach, una zona costera en Nueva Gales del Sur, en Australia. En este país ubicado en nuestras antípodas, y al igual que en otros 184 de todo el mundo, la presencia del coronavirus ha alterado la vida de sus ciudadanos (allí son casi 6.500 los casos y han fallecido 61 personas). Y es que aunque sus dolencias no le permiten percatarse de todo lo que ocurre, sí que notaba que el confinamiento en el domicilio de toda la familia provocado por el COVID-19 le privaba de una de sus actividades favoritas: ir con su carrito al supermercado.   

Así que sus allegados decidieron aplicar la máxima del célebre filósofo inglés del siglo XVI Francis Bacon que rezaba aquello de que «Si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma». No quedaba otra que montarle el súper en casa. Jason colgó un vídeo y fotografías en Facebook explicando el proceso, en el que no faltaba un logo a la imagen y semejanza de su cadena favorita (Coles, lo que en Galicia vendría a ser un Gadis, por ejemplo). Un nieto en la caja, los productos dipuestos en un estante como si de un lineal de una tienda de comestibles se tratara... «hemos hecho un centro comercial en casa especialmente para ti», le dice Jason a la anciana al inicio del vídeo al tiempo que la anima a ir con él de compras.

Dicho y hecho. Ambos se van con la típica lista y van cogiendo lo que necesitan: tres kilos de patatas, arroz, dos tabletas de chocolate, carne de cerdo... Al final pagan con tarjeta... ¡y hasta le dan el tique de compra! Emocionada por lo que sus familiares han hecho, se lo agradece con un beso tras la ruta ficcionada al súper y al final de la grabación comenta: «¿Habéis pensado en hacerme esto todos?». «Por supuesto», contesta Jason. «¡Oh es fantástico!», señala agradecida. El vídeo publicado ha superado el millón de reproducciones y lo han compartido más de 35 mil personas. Numerosos medios de comunicación en su país se han hecho eco de lo ocurrido. Y además, y no menos importante, es que el ejemplo ha proliferado en varios puntos del planeta. Una residencia de ancianos australiana fue la primera en imitar la idea. Otras muchas familias están amenizando a sus abuelos el confinamiento montándose supermercados alternativos en casa. Sin riesgo de contagio y con sus estantes repletos de cariño. Una iniciativa que recuerda a la película Goodbye Lenin, en la que una mujer entra en coma en 1989 y despierta ocho meses después de que haya caído el muro de Berlín. Su círculo cercano, dada su filiación política, le hará creer que todavía siguen bajo el mando comunista.