Una enfermera muestra las marcas de la mascarilla en su rostro tras siete horas de trabajo en urgencias

Susana Luaña Louzao
Susana Luaña REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Las molestias y el dolor no hace mina en el ánimo de Teba Elberdín: «Mañana volveré a sonreír a los pacientes»

13 abr 2020 . Actualizado a las 19:57 h.

Tras siete horas de servicio bajo la presión de trabajar en primera línea de fuego con los enfermos de coronavirus y con la incomodidad de unos pesados equipos de seguridad que les limitan la movilidad, Teba Elberdín y sus compañeros en los grupos de urgencias del Chuac se quitan los uniformes y se quedan con las marcas de las mascarillas en la cara y las lesiones en las manos por los continuos lavados, el uso de los guantes y los desinfectantes. La enfermera de A Coruña ha querido mostrar esas secuelas para que la población sepa en qué condiciones regresan a casa tras una dura jornada en urgencias.

Con todo, Teba no pierde la sonrisa ni las ganas de trabajar. «Al formar parte de los equipos de control de la pandemia del COVID-19, me siento animada porque estamos trabajando para controlarla y para ayudar a la gente a salir adelante». Eso no quita que no tengan miedo. «Miedo a contagiarnos cada vez que quitamos el equipo porque podemos servir como vectores de propagación de la enfermedad, llevando el contagio a casa, a la familia y a los vecinos». Ni les libra del agotamiento, tanto físico como mental. «Físicamente nos afecta tener que llevar el equipo durante muchas horas, sobre todo al acudir a testar a residencias de mayores o estar en el punto fijo de realización de muestras, que llamamos cariñosamente covidauto».

Teba no pierde el sentido del humor, ni la gratitud hacia sus compañeros. «Vamos siempre en parejas, una enfermera y una auxiliar de enfermería que hace un trabajo fundamental, porque nos guía siempre en la puesta y retirada del equipo, así minimizamos riesgos de contaminación. Su trabajo se hace más imprescindible estos días, pues empezamos a utilizar monos de protección química».

Parches hidrocoloides para proteger las zonas de mayor presión y productos hidratantes que, por cierto, escasean, son los remedios para aliviar el cuerpo en las horas de descanso. Pero Teba lo tienen claro: «Mañana volveré e ponerme el equipo y volveré a trabajar y a sonreír a todos y cada uno de los pacientes a los que realizo el test».