Illa sugiere otra prórroga de 15 días

SOCIEDAD

Santi M. Amil

Avanza una posible extensión del estado de alarma mientras los científicos creen precipitada la nueva etapa desde el lunes

12 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El estado de alarma podría llegar, al menos, hasta el 10 de mayo, según avanzó el ministro de Sanidad, Salvador Illa, en su comparecencia del sábado. «Es muy probable. No está decidido, pero es muy probable que tengamos que solicitar al Congreso prorrogar quince días más el decreto de alarma», dijo, mientras reiteraba una y otra vez que España no afronta desde el lunes el inicio de la desescalada (pero confesó que trabaja en ese escenario).

Sin embargo, los expertos consultados sí consideran que el final de los efectos del decreto ley que suspende las actividades no esenciales puede ser interpretado como una medida aperturista en pleno confinamiento. Y los científicos sanitarios coinciden en calificar de precipitada la etapa que comienza el lunes. Ellos la hubiesen prorrogado al menos siete días más.

El primero, el jefe de epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona, Antoni Trilla, que también es miembro del comité científico que asesora al Gobierno. Aseguró que «los contagios crecerán cuando la gente vuelva a trabajar. Si el resultado es desfavorable, habrá «corregir lo antes posible». También dijo que el Gobierno no consultó la decisión con el comité.

También el director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, advirtió que un levantamiento apresurado de las restricciones puede conducir a un «resurgimiento mortal» de los casos.

Jordi Vila, presidente la Asociación Española de Microbiología (SEIMC) y director del Departamento de Microbiología del Hospital Clínic de Barcelona asegura: «Probablemente, nos precipitamos. Todavía no existe una bajada constante de casos y empezar a desescalar es un riesgo. Creo que el Gobierno no tiene claro lo que quiere hacer. Da la impresión de que no saben cuándo empezar con cada etapa, que el ministro Illa no lo tiene planificado. Debe tomarse una referencia, un valor, un porcentaje a partir del cual tomar decisiones. Eso debe estar claro». «Pero también, referente a la salud y a la economía, el orden y las prioridades deben estar claras», añade.

María del Mar Tomás, microbióloga en el CHUAC portavoz gallega de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), reafirma: «Es pronto. Lo ideal sería completar los catorce días de un ciclo de incubación y poseer información serológica a nivel poblacional por medio de la práctica masiva de test. Tomar medidas a raíz de esos datos. Como lo hizo Alemania, cuando obtuvo que su población se había infectado apenas en un 10%. Ahora lo hacemos un poco a ciegas. Aún no tenemos una imagen real».

El catedrático de Análisis Matemático de la USC, Juan José Nieto, recuerda que antes de que se suspendiese la actividad no esencial el número de infectados iba en aumento. «En Galicia hemos pasado el pico y controlamos la saturación hospitalaria. No parece una medida descabellada, pero hay que tener mucha prudencia. Porque será fácil ver a posteriori los efectos negativos». «Si seguimos paralizados al extremo, no tendremos recursos básicos para vivir. Y en algún momento hay que volver a la normalidad», apunta antes de advertir: «Evitemos un frenazo. Tomemos las medidas de protección. El regreso será complicado y lento. Habrá rebrotes y desconocemos muchas cosas del COVID-19».

África González, presidenta de la Sociedad Española de Inmunología y catedrática en la Universidade de Vigo es tajante: «En temas sanitarios es mejor no ir probando». «Lo mejor es tener más información. Yo esperaría. Es un poco pronto. Aún está bajando la curva. Hay que ver qué hicieron otros países. Todos queremos volver a la normalidad y entiendo el aspecto económico, pero el Gobierno debe valorarlo. Hay que priorizar. No solo el aspecto económico. El COVID-19 tiene una letalidad diez veces superior a la gripe. Hay que tomarlo en serio. La posibilidad de un rebrote siempre está ahí», analiza.

«Conforme pasan los días, conocemos más de esta enfermedad. Paralelamente a la atención se desarrollan ensayos clínicos, advertimos cosas que no funcionan, como los antimaláricos. Fuimos de los primeros en dar la alarma para el bloqueo del IL-6 y mejoró la recuperación en casi un 70 % en las ucis.

«Solo había vivido una situación similar con el VIH. Tenía mucha mortalidad, se probaba de todo y costó controlarlo», concluye.