«Este encierro es una oportunidad para conocernos más a nosotros mismos y a nuestros hijos»

Susana Luaña Louzao
Susana Luaña REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

M.MORALEJO

La logopeda Diana Lameiro se basa en la inteligencia emocional para ofrecer alternativas y actividades para sobrellevar el confinamiento

10 abr 2020 . Actualizado a las 23:51 h.

 Diana Lameiro es la directora del Centro Lingoreta, logopeda, psicomotrocista y madre comprometida. «A través de la inteligencia emocional intento aprender y que mis hijos adquieran un mejor desarrollo, acercarles herramientas para gestionar sus emociones. Cree que, en un momento tal particular como este, viviendo confinados en nuestras casas, con nuestros familiares las 24 horas del día, «debemos fomentar la educación emocional en familia, en la convivencia». 

-¿Qué es la inteligencia emocional?

-Es la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las emociones.

-¿Que podemos hacer estos días en familia para desarrollar la inteligencia emocional?

-Enfocaré mi respuesta desde mi rol como madre. Estos días debemos, más que nunca, armarnos de paciencia para evitar conflictos que puedan llegar a crear un ambiente hostil y que el confinamiento se convierta en un infierno, alejándonos unos de los otros dentro de nuestra propia casa. Mi enfoque se encamina a redefinir este encierro como una oportunidad para conocernos más a nosotros mismos y a nuestros hijos. Es una tarea difícil pero no por ello imposible. Se pueden compatibilizar las tareas domésticas, obligaciones laborales desde casa, cuidado de hijos, etcétera, sin morir en el intento, siempre y cuando cada uno de nosotros aportemos nuestro granito de arena en nuestras casas, desde el más pequeño al mayor. Por ello, es importante que cada día seamos conscientes de cómo nos levantamos, de cómo nos dirigimos a nuestros hijos, de qué hemos elegido realizar y en qué momentos y cómo planificamos actividades divertidas en familia.

-¿Cómo podemos empezar el día?

-Si empezamos con un “Buenos días” y un “¿Cómo has dormido?”, acompañado de una sonrisa entre bostezo y bostezo, sería una estupenda manera de comenzar la jornada, y si alguien ha tenido un sueño, podría contarlo.

-¿Que hacemos en el desayuno?

-Sería un buen momento para explicar o para decidir las actividades que haremos durante el día, delimitando las horas de juego libre (videojuegos, por ejemplo) para evitar posibles berrinches.

-¿Y al mediodía?

-Mientras comemos, podremos jugar a “¿Qué puede mejorar cada uno de los miembros de la familia?”. La dinámica es la siguiente: a cada uno le tocará la persona de su izquierda, comenzará la persona más joven de la mesa. Siempre haciendo críticas constructivas y desde el respeto y la contribución.

-¿Nos echamos una siesta?

-La hora de ir a dormir es perfecta para la lectura. Desde mi punto de vista profesional, siempre se debe escoger un cuento adaptado a sus edades. Mis sugerencias son las siguientes: De 0 a 5 años, Monstruo de colores. De 5 a 8 años, cualquier libro de la colección de Elsa Punset. A partir de los 9 años recomiendo El principito. A partir de los 10 años sugiero un libro maravilloso de filosofía llamado Dame reaggeton, Platón. Este es el libro de cabecera de mi hijo Anxo y me da la gran oportunidad de poder filosofar con él y pasar un rato agradable juntos, a la vez que voy conociendo las ideas que tiene sobre la vida y su propia construcción mental de la sociedad. Os lo recomiendo encarecidamente para aquellos niños y niñas que, aunque no sean muy amigos de la lectura, estoy segura de que les va a enganchar. Mi consejo es que leáis este libro junto a ellos para poder divagar, debatir o analizar acerca de la visión de cada uno sobre aspectos de la vida de los que trata el libro. Será muy enriquecedor.

-¿Qué hacemos por la tarde?

-Os propongo una excelente actividad en la que participará toda la familia: Cada miembro de la familia tendrá 4 botes de colores (azul, rojo, verde y amarillo) y unas bolitas (de papel, garbanzos…). Cada color estará relacionado con una emoción. El azul, con la tristeza; el rojo, con el enfado; el verde con la calma y el amarillo con la alegría. Cada día se irán introduciendo las bolitas en el bote del color que cada uno estime oportuno según su estado de ánimo (en un mismo día podremos meter varias bolitas en diferentes botes, puesto que nuestras emociones pueden cambiar a lo largo del día y es importante reconocerlas). Al cabo de una semana, cada uno cogerá sus botes de colores y haremos recuento de bolitas en cada bote de color. Si hay muchas bolitas en los botes verde y amarillo los felicitaremos y motivaremos para que continúen con esa actitud positiva, y si, en caso contrario, hay muchas bolitas azules y rojas, buscaremos junto a ellos los motivos tratando de dar soluciones a esas emociones. Es muy importante que, si percibís que vuestros hijos sienten miedo por la situación que vivimos actualmente, podáis añadir un bote marrón. Este color lo relacionaremos con el miedo, es una forma de conocer cómo se sienten nuestros hijos, aunque no lo expresen con palabras y así poder comprenderlos y ayudarlos.

-Son demasiadas horas en casa, ¿alguna otra propuesta?

-Una de las actividades de tiempo libre, a la vez muy didáctica, es recurrir al cine. Os recomiendo ver, por ejemplo, Del revés, película estupenda para ver en familia y comentarla entre todos al finalizar.

-¿Por qué es importante trabajar la inteligencia emocional?

-Por que previene problemas sociales y mejora las relaciones interpersonales entre los niños, hace que nos sintamos más seguros de nosotros mismos y en nuestro entorno, favorece el desarrollo personal y mejora el rendimiento escolar (se trabaja la automotivación, el autocontrol y la autogestión hacia la tarea académica y sus factores coexistentes). Además, se enseña y se aprenden experiencias. Es muy importante enseñarles a los niños que no obtendrán siempre todo lo que desean y que los premios van más allá de lo material. Y también, prestar atención y desarrollar nuestras habilidades emocionales y las de nuestros hijos; nos proporcionará una mayor felicidad, puesto que el niño sabrá hacer y cuidar amigos sintiéndose bien, solucionará los conflictos con los demás de una manera más adecuada, será asertivo, es decir, será capaz de escuchar y hacer oír su opinión con respeto y sin juzgar. Y por último, podrá ponerse en el lugar del otro poniendo en práctica la empatía. Estas habilidades harán a un niño y a un futuro adulto emocionalmente inteligente, teniendo una vida personal mucho más gratificante. Y, en su conjunto, una familia más cohesionada, así como una sociedad más fortalecida.