«Lo primero que haré cuando acabe esto es abrazar a mis hijos y nietos»

Margarita Mosteiro Miguel
marga mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

PACO RODRÍGUEZ

José Vázquez San Luis recibe la llamada casi diaria de los voluntarios del Aeroclub

09 abr 2020 . Actualizado a las 23:53 h.

El Aeroclub de Santiago puso en marcha el 14 de marzo una iniciativa que consiste en llamar a todos los socios mayores que viven solos. Es el caso de José Vázquez San Luis, un asociado del Aeroclub «de toda la vida», que aplaude la medida. «Es una idea fantástica, que viene a reforzar mi idea de que somos una gran familia». José tiene sus necesidades cubiertas, dispone de una terraza para salir a respirar aire puro y tiene muchas aficiones, «pero la llamada telefónica es como una ventana abierta al exterior».

Al igual que todas las personas mayores consultadas estos días de alarma sanitaria, José no centra su preocupación en su situación personal, sino en sus hijos y nietos. «Me preocupan ellos, por las consecuencias para esta generación. Yo estoy a salvo en casa, y tengo suficientes aficiones para pasar el confinamiento sin aburrirme», recalca. Por eso, una de las primeras cosas que le gustaría hacer cuando termine la alarma es «abrazar a mis hijos y a mis nietos. Me deben y les debo muchos abrazos. Tengo una nieta de año y medio, que me da mucha pena. Se va a la puerta de casa y señala para salir y llora. Eso es triste. Y aunque me llamen pesado, los abrazaré mucho». Estos días, una de sus hijas se encarga de llevarle la compra. «Me da pena no poder abrazarla, pero lo hago desde la distancia».

Fuera de su vida familiar, deja caer un deseo «para que tomen nota», ironiza. «Quiero ser el primero en volver al campo de golf. En cuanto vuelvan al trabajo, empezaré a llamar a las chicas de recepción para tener el honor de ser el que dé el primer golpe en el campo del Aeroclub», bromea. José Vázquez tiene la receta mágica para evitar que «la monotonía y la rutina hagan mella en nuestro estado de ánimo: ocupar el tiempo con actividades diversas. No repetir días idénticos. Variar para no dejarnos devorar por el aburrimiento», aconseja. Una de sus aficiones es la música clásica, que le aporta relajación, y otra son los bonsáis: «Tengo treinta, y me ocupan muchas horas. Es una actividad agradable, relajante y que ayuda estos días». Con el confinamiento, José está recuperando y perfeccionando otras actividades olvidadas, como la cocina. «No es lo mismo cocinar corriendo que detenerse con calma en las recetas». Internet se ha convertido en su aliado. «Busco recetas. La última fue de la paella, pero de la auténtica paella valenciana». Y lanza otro compromiso para su familia: «Cuando esto pase, haré una paella para todos».

Internet le ha permitido a José recuperar una vieja afición: investigar «el origen de frases hechas; por ejemplo, de dónde viene hacer mutis por el foro o lo del maestro armero. Ya dejo ahí un par de tareas para estos días».

Recopilación de fotos y anécdotas con la vista puesta en el 75 aniversario de la entidad

José Vázquez se ha convertido en «todo un amo de casa; tengo una mujer que viene a limpiar la casa, pero estos días no puede ser, así que hice una limpieza general. Tengo tanto que hacer, que no tengo tiempo para el aburrimiento», insiste. En su día a día no falta el ejercicio «para estar en forma cuando vuelva al golf. Bajo y subo las escaleras varias veces al levantarme. Son unos cien escalones, cuatro plantas».

Desde la entidad también les han puesto trabajo a sus socios. Pensando ya en el 75 aniversario del Aeroclub, que se celebrará en el 2022, les propusieron que aprovechen el confinamiento para buscar fotos y recoger anécdotas. «Ya empezamos a recibir imágenes», comenta Marisa Barandiarán, gerente de la entidad. Ella, junto con ocho voluntarias, se encargan de hacer 25 llamadas diarias a los asociados. «Son personas que se manejan bien con las nuevas tecnologías. Montan grupos de tute y mus on line. El grupo de bridge funciona muy bien, y aunque tienen sus necesidades cubiertas con hijos y personas de confianza, echan de menos relacionarse. Lo llevan bien, saben que es lo que tiene que hacer y no se quejan. Tenemos mucho que aprender de ellos».