El Atlántico se prepara para una temporada ciclónica muy activa

SOCIEDAD

El huracán «Patricia», visto desde el aire.
El huracán «Patricia», visto desde el aire. NASA

Los científicos señalan que el océano está más cálido de lo normal y que se formarán como mínimo cuatro grandes huracanes

09 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Estados Unidos está lidiando en estos momentos con un enemigo nuevo, invisible y letal, por lo que lo último que necesita son más amenazas. Sin embargo, llegan malas noticias desde el Atlántico: meteorólogos de la Universidad de Colorado aseguran que la época de ciclones tropicales será más activa de lo habitual.

La temporada de huracanes comienza el 1 de junio y termina el 30 de noviembre. Esto no quiere decir que no pueda formarse alguno fuera de esta franja temporal, los llamados extemporáneos. La gran mayoría se forman durante esos meses, cuando la temperatura del agua en el océano tropical supera los 26 grados.

Las tormentas tropicales que llegan como huracanes al Caribe surgen en las aguas de Cabo Verde. El proceso comienza con una ligera perturbación del aire que sale del continente africano y llega al océano empujada por los vientos alisios, que soplan del este al oeste. En la región tropical del Atlántico, el agua caliente alimenta la perturbación hasta convertirla en una tormenta. En ese primer estado, la criatura atmosférica es muy delicada y cualquier imprevisto puede frenar su génesis.

Los científicos del departamento meteorológico de la universidad norteamericana predicen que se formarán ocho huracanes —cuatro de ellos de categoría superior a 3— y 16 tormentas tropicales. En un año habitual suelen desarrollarse de media doce ciclones tropicales y seis huracanes, tres de ellos grandes.

Aguas cálidas

Dos motivos explican este pronóstico: la ausencia de El Niño y una anomalía térmica positiva en la temperatura del Atlántico. Cada vez que el fenómeno oceánico se desarrolla en el Pacífico ecuatorial la actividad ciclónica se reduce, ya que aumenta la cizalladura, los vientos que soplan en las capas altas de la atmósfera y que inhiben el crecimiento de estos sistemas meteorológicos en sus primeras fases de desarrollo. Los científicos han detectado también que las aguas tropicales están más calientes de lo normal. Esta es la configuración perfecta para que una sistema de bajas presiones pueda desplazarse por el Atlántico e ir ganando categoría durante el recorrido hacia el Caribe y la costa este de Estados Unidos.

Habrá que ver además si alguno de esos ciclones puede modificar su trayectoria, dirigirse hacia el norte y afectar a la Península, pues el pasado año hubo varios que lo hicieron. El ciclón Pablo incluso pasó a la historia cuando se transformó de ciclón tropical a huracán frente a las costas gallegas. Un caso extraordinario que, según han reconocido los meteorólogos, obligará a replantear la ciencia de estos gigantes de la atmósfera.