«Tengo que salir a la ventana varias veces al día a respirar»

u. r. REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Una mujer aplaude al personal sanitario desde su ventana
Una mujer aplaude al personal sanitario desde su ventana Cabalar | EFE

Una enfermera de una residencia de mayores que dio positivo por coronavirus relata su experiencia y su frustración por no poder seguir trabajando

07 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Residencias de mayores y personal sanitario es, en estos momentos, una de las peores combinaciones para enfrentarse al COVID-19. Lo sabe muy bien C.A.R., la enfermera de 34 años que a día de hoy está encerrada en una habitación de su casa tras dar positivo en coronavirus.

El centro en el que trabaja es uno más de los que se reparten por toda Galicia con empleados y usuarios contagiados. Han pasado ya dos semanas desde que comenzó con unos síntomas que no siguen el «patrón» más habitual. «Primero tuve placas en la garganta, justo cuando la situación comenzaba a empeorar. El médico me recetó antibiótico y yo seguí trabajando con normalidad. En mi residencia día a día íbamos siguiendo las indicaciones que nos daban. Llegó el momento de cerrar las puertas a los familiares, el de dejar a cada persona en su habitación y no usar los espacios comunes. Cuando apareció el primer caso no teníamos EPI, usábamos mascarillas de papel y nos tenían que durar lo máximo posible», relata.

«Quiero recuperarme cuanto antes para volver a trabajar y poder ayudar»

«Hace dos semanas comencé a encontrarme mal, pero todo lo relacionaba con el cansancio. Unos días después la cosa empeoró, estaba agotada, los ojos llorosos, una especie de embotellamiento en la cabeza, taponamiento nasal... No tenía tos aunque sí un poco de dificultad respiratoria por las noches. El médico lo achacó todo a la alergia que suelo tener en esta época del año y yo me convencí para no darle más importancia», admite C.A.R.

Todo cambió la mañana del sábado 28 de marzo cuando esta enfermera se levantó a desayunar y se dio cuenta de que había perdido el sentido del gusto. No tenía fiebre, en ningún momento ha llegado a tenerla, pero decidó llamar al número de atención del coronavirus del Sergas. Las indicaciones fueron claras, mantenerse aislada en una habitación a la espera de la prueba que llegó unos días después. «El miércoles pasado me hicieron el test y esa misma tarde me confirmaron el positivo. En el momento en el que me lo dijeron, sentí total impotencia. Sobre todo, porque tal y como está la situación en las residencias de mayores, incluida la mía, hago falta. Quiero recuperarme cuanto antes para volver y ayudar», asegura.

Mientras tanto, como vive con su pareja, está aislada en una habitación con baño propio. Si en algún momento muy puntual sale, lo hace con mascarilla, guantes y guardando la distancia de seguridad. «El aislamiento total no lo llevo bien, tampoco lo voy a negar. Tengo que salir varias veces al día a la ventana a respirar porque me agobio. Da a un patio interior, pero algo es algo. Intento no pensar y leer, ver películas y dibujar», explica.