En doce comunidades los datos indican que se ha conseguido frenar la expansión de la epidemia. Los 6.023 casos nuevos en 24 horas en toda España son el registro más bajo en dos semanas. Las ucis gallegas registraron ocho pacientes menos que el sábado
06 abr 2020 . Actualizado a las 08:20 h.Cada infectado por el coronavirus que hay en España provoca en estos momentos 0,98 casos nuevos, según el informe de seguimiento diario que elabora la Universidad Carlos III de Madrid. Esto indica que la transmisión del virus está ya en clara remisión en 12 comunidades: Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla y León, Valencia, Extremadura, Murcia, Navarra, País Vasco y La Rioja. Galicia lleva cierto retraso en la evolución de la epidemia, pero la tasa también se ha reducido sensiblemente y ya roza esa ansiada meta de bajar de 1. Concretamente, está en el 1,04, frente al 1,06 de Andalucía, el 1,07 de Cataluña o el 1,15 de Castilla-La Mancha. Y lo que es más importante, muy por debajo del 1,30 de hace solo unos días.
Que España ha pasado ya el famoso pico de la curva de contagios, la ha doblegado y se encuentra en fase de descenso no lo dicen solo los modelos epidemiológicos. Ahora también se empieza a ver en los propios datos que registra el Ministerio de Sanidad, que solo reflejan una parte pequeña de la epidemia, la de aquellos que presentan síntomas más o menos graves, se les hacen pruebas e incluso pueden acabar en el hospital.
Con todas las reservas que ofrecen los fines de semana, donde se viene produciendo cierto retraso con la notificación de cifras por parte de las comunidades autónomas, cabe incluso señalar que ayer fue el día en que se mostraron las tendencias menos negativas de las últimas semanas.
Los 6.023 casos nuevos en 24 horas son el registro más bajo de las últimas dos semanas, con un alza del 4,6 % sobre el día anterior, y frente al 30% en que se crecía hace dos semanas. También el número de fallecidos (674 más) representa la menor cifra desde que se entró en el ciclo más duro de la epidemia. La necesidad de hospitalización se ha contenido, con un incremento inferior al 2 %, y el principal temor, la posibilidad de que se colapsen las ucis, parece que se va disipando. Así, aunque algunas comunidades se encuentren al límite, porque ninguna ha reconocido que lo hubiese sobrepasado, a la mayoría todavía le queda capacidad de respuesta, después de los grandes esfuerzos realizados para multiplicar las plazas disponibles.
Un hospitalizado más
Por ejemplo, en Galicia en el último registro solo había una persona hospitalizada más que en el del día anterior y la necesidad de traslado a uci incluso descendió en ocho pacientes. Son ahora 170 sobre una disponibilidad de 270 camas, como detalló ayer el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, que aportó también algunas cifras en las que se observa que el coste humano del COVID-19 se está conteniendo más en Galicia que en el conjunto de España. Por ejemplo, la tasa de letalidad sobre el total de diagnosticados se encuentra en el 2,93 % frente al 9,5 y la de fallecidos respecto a los ingresados en el 8,7 % (18,93 en el conjunto del país).
Con todo, ayer hubo que lamentar 16 muertos más, que suman ya 190 en los hospitales gallegos, además de las 34 personas que fallecieron en residencias: 224 en total. El número de positivos detectados desde que se declaró la epidemia es de 5.944, de los que siguen activos 5.175, 319 más que el día anterior.
En otras palabras, y a la espera de que esta semana acabe de confirmar esta evolución, se puede decir que la tendencia es a la contención de la enfermedad, tanto en Galicia como en todo el país, aunque eso implique que todavía vaya a continuar durante muchos días el goteo de hospitalizaciones y, desgraciadamente, también de muertes.
En las últimas horas fallecieron un hombre de 92 años y una mujer de 86 en el Lucus Augusti; una mujer de 84 y un hombre de 89 en el CHUO de Ourense; un varón de 73 en el Hospital de O Barco; un varón de 90 en La Rosaleda; dos hombres de 92 y 86 en el CHUS de Santiago; cuatro hombres de 78, 88, 74 y 72 en el Chuac coruñés; una mujer de 90 ingresada en Povisa; y una mujer de 85 y un varón de 86 en el Álvaro Cunqueiro de Vigo; y una mujer de 91 en el Chuf.
«Siempre digo que las cifras del fin de semana hay que consolidarlas en la semana siguiente. Pero sí es verdad que, al menos en algunos puntos, la presión sobre las ucis está disminuyendo», valoró ayer la directora adjunta del Centro de Coordinación de Emergencias y Alertas Sanitarias (CAES), María José Sierra.
«El gran reto es tratar de reducir al máximo los viajes a pie, esos viajes del día a día. Y cuando hay que hacerlos tratar de mantener la distancia social que nos aconsejan las instancias sanitarias», añadió la secretaria general de Transportes, María José Rallo.
Por su parte, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, apuntó que, pese a estos registros positivos, van a mantener «una estrategia de transición y desescalado muy prudente», apoyándose en los datos técnicos y en test rápidos con los que esperan aumentar entre un 40 y un 60 % la detección por PCR.
Los fallecimientos de sanitarios de primaria ponen en evidencia su desprotección
Un médico de El Molar, en Madrid, última víctima de la epidemia entre este colectivo
La muerte ayer del médico de 61 años Luis Pérez, que trabajaba en atención domiciliaria de El Molar (Madrid), se suma a una larga lista ya de más de una decena de sanitarios fallecidos por COVID-19, que, en contra de lo que podría pensarse, se está cebando especialmente con facultativos de atención primaria y en entornos más o menos rurales. Una circunstancia que incide en las críticas de diversas entidades profesionales -el último, el sindicato de técnicos de enfermería SAE- por la desprotección que sufren.
Algunos de los casos que mayor impacto han causado en la opinión pública responden precisamente a este perfil. La doctora Sara Bravo, de solo 28 años, y que, según su entorno, solo presentaba previamente una afectación leve por asma, trabajaba en un centro de salud de Mota del Cuervo (Cuenca) y acabó falleciendo después de ingresar en un hospital de Ciudad Real. También en Castilla-La Mancha, concretamente en Albacete, y en un centro de primaria, prestaba servicio Santos Julián, de 62 años. Un caso muy parecido al de Isabel Muñoz, la facultativa de 59 años de la Fuente de San Esteban (Salamanca), cuya historia resultó especialmente trágica porque, como explicó su hermano, decidió recluirse en casa para no contagiar a la familia y acabó muriendo completamente sola.
El número concreto de víctimas es difícil de determinar, porque el Ministerio de Sanidad solo ha ofrecido balances de contagios -16.191, según la última cifra, hace ya tres días- y no de fallecidos. Sin embargo, distintos medios locales citan varios casos más, como un otorrinolaringólogo del barrio de Sants (Barcelona), el titular de una consulta privada en Tarrasa, en la misma provincia, o un internista de urgencias en el hospital Quirón de Murcia.
«Están perdiendo sus vidas por no contar con las medidas de protección»
Además, el sindicato SAE lamentó ayer los dos últimos fallecimientos de compañeros, acaecidos en Valencia y Vizcaya que, según su propio registro, elevan a cinco las muertes solo en este colectivo de técnicos de enfermería. Así, denuncia SAE, «están perdiendo sus vidas en el ejercicio de su profesión por no contar con las medidas de seguridad adecuadas que garanticen su salud».