Las generaciones del futuro estudiarán el impacto de la crisis del coronavirus en la sociedad. Hitos, en su mayoría negativos, como el registro de las peores cifras del paro o la estrepitosa caída del tráfico aéreo, marcan un antes y un después

Laura G. del Valle

El significado de la palabra récord empieza a perder brillo en esta terrible crisis. La actualización de los datos sobre el número de muertos y contagios en España por fin permiten intuir la luz al final del túnel, porque los españoles ya se estaban acostumbrando a titulares como «nuevo récord de fallecidos, otro récord de ingresos». Se diluía, por lo reiterativo de estos enunciados, la magnitud de la catástrofe. Y como situación nunca vista, nunca preparada y jamás imaginada, esta pandemia mundial deja hitos en distintas esferas de la vida que llenarán los libros de Historia, de Sociología, de Economía y de Derecho.

 Desempleo

El impacto del coronavirus en el tejido empresarial ya tiene su traducción en cifras. El mes de marzo se ha convertido en el peor de la historia en número de parados. Los 302.354 desempleados más que registró el Ministerio de Trabajo dejan atrás los dos peores datos de nuestro país hasta la fecha: octubre del 2008 y enero del 2009. Este último mes engrosaron las listas del paro casi 200.000 personas más. En paralelo a estos datos, la caída de los afiliados a la Seguridad Social. También el pasado mes, cuando definitivamente estalló la crisis del Covid-19 en las empresas que operan en España, se produjeron 833.979 bajas.

Consumo de televisión

Por la incertidumbre de qué iba a suceder a partir de ese momento, y porque ya los españoles estaban recluídos en sus salones, el 14 de marzo se convirtió en el sábado de mayor consumo televisivo de la la historia. Según informó Barlovento Comunicación a partir de las mediciones de Kantar Media, cada español vio la televisión ese día durante 316 minutos de media (5 horas y 16 minutos). La comparecencia de Pedro Sánchez en la que detallaba las medidas que tendrían que acatar desde entonces los ciudadanos fue seguida por una media de 18 millones personas, lo que supone el 80,9 % de quienes estaban viendo la televisión en ese momento. 

Tráfico aéreo

No se conocen precedentes de una reducción tan brusca del tráfico aéreo. Si los datos de febrero, cuando comenzó a contraerse de facto la movilidad, ya eran espeluznantes (según la Asociación Internacional de Tráfico Aéreo la demanda había disminuído un 14,1 % con respecto al mismo período en el 2019, la mayor caída desde el 11S) en marzo la situación aún fue más dramática, con permiso del respiro que le da la coyuntura actual al medio ambiente. Poniendo el foco en España, desde que se decretó el estado de alarma el volumen de pasajeros en los aeropuertos del país se ha quedado en un ridículo 3 %. Si la segunda quincena de marzo del 2019 paseaban cien viajeros por Lavacolla, El Prat o Peinador, ahora solo lo hacen tres.

Infinidad de apps y páginas webs que registran el tráfico aéreo están dejando panorámicas que, en plena globalización, pocos imaginaron ver:

Uso de Internet

El confinamiento, que ya estaba impuesto en algunos países, y el auge del teletrabajo, provocó que el operador de centros de intercambio de Internet, D-CIX, batiese el récord mundial de intercambio de datos: transfirió 9,1 terabits por segundo. El almacenamiento de datos en la nube y plataformas en streaming como Youtube y HBO son, según los expertos, los que cazan una porción más grande del ancho de banda. En España la velocidad de Internet la caído un 10 % desde que comenzó el confinamiento.

Alimentación

Sí. Las ventas de papel higiénico se dispararon las primeras semanas de marzo hasta un 170 %. Lo registraron, además de los tuiteros con sus memes, la compañía de medición Nielsen. Sin embargo, son las legumbres (como, por otro lado, se observa en los lineales de los supermercados) el verdadero objeto de deseo de la cuarentena. Este producto mejoró sus ventas en un 335 % entre el 9 y el 15 de marzo. Le van a la zaga el arroz y la pasta, y las conservas, con una mejora de un 259 % y un 146 %, respectivamente.

Venta de armas

El Estados Unidos más profundo siempre deja titulares insólitos cuando las cosas se tambalean. En este caso, y sin que a priori pueda tener mucho sentido, desde que el coronavirus llamó a la puerta del negacionista Trump, se disparó la venta de armas en la tierra del tío Sam. Marzo se convertía en el segundo mejor mes en los registros, con 1,9 millones de armas vendidas en todo el país. Este dato solo fue más espeluznante en enero del 2013: dos meses después de la reelección de Obama como presidente (a quien siempre le acompañará el soniquete de haber conseguido, bajo su mandato y contra su voluntad, elevar la venta de armas en Estados Unidos) y  días después del tiroteo en un colegio de Connecticut en el que murieron veinte personas.