Enfermeras anti COVID-19 en Lugo: cantan al paciente o telefonean a sus nietos

María Guntín
María Guntín LUGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Cedido

En el HULA, los cuidados son más humanos cada día e incluso entregan cartas de ánimo a los hospitalizados para luchar contra el aislamiento

05 abr 2020 . Actualizado a las 19:51 h.

Los cuidados son cada vez más humanos en el Hospital Universitario Lucus Augusti (HULA). La pandemia sanitaria del coronavirus ha puesto a prueba el sistema y también el trabajo de todos los profesionales sanitarios, que han demostrado con creces estar a la altura de una situación que mantiene en constante nerviosismo a toda la ciudad. Las unidades del HULA y, especialmente las plantas que acogen a pacientes con COVID-19, han sido decoradas estos últimos días. De las paredes y ventanas cuelgan dibujos de niños, que envían a los ingresados palabras de ánimo y esperanza. «Todo va a salir bien», escriben con pinturas un grupo de niños autistas. Los demás, hacen llegar sus pequeñas obras de arte a través de los colegios, de los ayuntamientos e incluso de las asociaciones. Dentro del panorama desolador que provoca el virus, gestos como este demuestran que en momentos difíciles es cuando pequeños y mayores sacan la mejor versión de sí mismos.

Enfermeras del Hula enseñan trabajos a pacientes hospitalizados
Enfermeras del Hula enseñan trabajos a pacientes hospitalizados
 

Es en Humanización Hospitalaria del HULA donde se ha gestado un proyecto que busca subir el ánimo de los pacientes hospitalizados. Allí reciben, desde hace unos días, cartas que llegan desde distintos puntos de Galicia e incluso de otras comunidades vecinas.

El jueves hicieron una primera distribución en todos los servicios y es que las letras llegaron hasta las ucis. Así lo explica Gloria Enríquez, supervisora del servicio de Humanización del Área Sanitaria de Lugo.

Miedo y aislamiento

Enríquez también narra cómo se enfrentan los pacientes al virus: entran en aislamiento, y es entonces cuando ataca la soledad, la incertidumbre y el miedo. Son los profesionales del hospital los que hacen todo lo que está en sus manos, envueltos capa sobre capa, con los equipos de protección.

Enfermeras del Hula enseñan dibujos que mandan los niños para los pacientes hospitalizados
Enfermeras del Hula enseñan dibujos que mandan los niños para los pacientes hospitalizados

Las cifras dicen que son ellos los que más se exponen a contagiarse y, aun sabiéndolo, no pierden las ganas y la sonrisa que hace posible que la estancia de los pacientes en el hospital sea más llevadera y, sobre todo, mucho más humana.

Las cartas las envían desde ayuntamientos, colegios, centros de mayores... y ya se ha habilitado direcciones de correo electrónico para recibirlas: humanizacion.eoxil@sergas.es y brais.carreira.iglesias@sergas.es. Además, pueden ser anónimas. «Algunas, llegan de madrugada y te enganchan porque empatizas completamente, son muy cercanas», explica Gloria.

Las enfermeras son parte fundamental para hacer frente al coronavirus. Están expuestas, en primera línea y su trabajo, como es habitual, se sale de lo sanitario para acompañar, atender, escuchar, hablar y cuidar de sus pacientes. Ellas son la magia que se opone al aislamiento en las plantas de COVID-19. Hacen videollamadas con los familiares de los pacientes y es que los cuidados se centran cada vez más en la salud emocional, sin descuidar en ningún momento la física.

Tiempo de aplausos en planta, a las 20.00 horas

Todos los días, a las ocho de la tarde, llega el momento de los aplausos dentro de las plantas. Son los profesionales sanitarios los que acompañan a los pacientes porque las palmas son, desde hace días, un gesto de positividad y de fuerza. Un reconocimiento para los que cuidan, pero también para los que se sobreponen e incluso para los que se quedan en casa. Porque solo así se puede ayudar a los sanitarios, evitando más contagios.

 Ana Hernández, enfermera y supervisora de la Unidad COVID-19: «Descansaremos cuando pase todo esto; ahora no toca»

Ana Hernández es enfermera y supervisora de la Unidad Covid-19. Antes, la planta 4A1 era de digestivo e infecciosas y, en unas semanas, se ha transformado para acoger a pacientes con coronavirus. Ahora están en planta algo menos de 30 personas y de ellas cuidan cinco enfermeras, cuatro auxiliares y varios celadores. «Todos nos ayudamos porque ahora no es momento de descansar, ya lo haremos cuando termine todo esto», explica Ana.

Desde que empezó la crisis la sensibilidad ha aflorado entre enfermeras y pacientes. «Lloramos con las altas y les aplaudimos desde el control. Hacemos videollamadas con familiares porque así salió de nosotras. El otro día, un paciente ingresado cumplía años y le cantamos por los altavoces el cumpleaños feliz. Después, hicimos una videollamada con su hija y fue muy emocionante», explica Ana. 

Lo difícil de la situación

La supervisora de la Unidad COVID-19 cuenta que, al principio, fue difícil gestionar la situación. «Dormíamos mal, apenas comíamos, nos costaba reír cuando aquí siempre hemos sido todos muy positivos». Pero ahora ya se han adaptado y la vida, dentro de lo que cabe, ha recuperado un ritmo más «normal». «En realidad, ahora todos hacemos de todo y hemos formado un gran equipo. Estar con el EPI siempre conlleva más trabajos porque los movimientos que hacemos son más lentos, salimos totalmente empapados... Por ello dividimos el turno porque es imposible estar siete horas seguidas», cuenta Ana, emocionada, porque sabe que los pacientes están en las mejores manos.