Confinados y unidos

SOCIEDAD

Un grupo de alumnos de 8 años del CEIP Emilia Pardo Bazán crea un cuento desde sus casas

07 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Las clases por videollamada están bastante extendidas en estos tiempos de pandemia, entre los alumnos más mayores. Las Universidades y los institutos se han adaptado a ellas más rápidamente, por la necesidad de no perder el tiempo y que los alumnos lleguen a dar la materia necesaria. No ocurre lo mismo en las clases de los más pequeños. En estos casos, completar el temario no es tan importante como alcanzar las habilidades necesarias y los hábitos que perdurarán en toda la etapa escolar. Por esta razón, las clases virtuales resultan más complicadas y, al no hacerlas, en muchos casos el contacto alumno-profesor es prácticamente nulo desde el pasado 14 de marzo.

Por eso, el trabajo que ha hecho una de las clases de 2º de Primaria del CEIP Emilia Pardo Bazán de A Coruña tiene un gran mérito y sirve de ejemplo de las muchas incitativas que están teniendo profesores de numerosos centros para que sus alumnos, sobre todo los más pequeños, pasen lo mejor posible estos días en casa.

En este caso, todo comenzó con un viejo puente de madera. Y un arcoíris, esa imagen que se repite en cientos de ventanas de todas las ciudades españolas. Pero también con mucha imaginación; esa que ha ido volando, vía Whatsapp, a través de las casas de cada niño. Entre todos han creado una historia que les ayudará a recordar para siempre con una sonrisa aquella primavera del 2020 en la que tuvieron que quedarse dentro de casa.

Este cuento mantuvo unidos y entretenidos a pequeños y mayores de la clase de Luisa durante la primera semana de confinamiento. En esos primeros días, en los que no había dado tiempo ni a organizarse, una familia lanzó la propuesta: ¿Por qué no hacer entre todos un libro viajero? La idea es conocida por todos: uno empieza con unas cuantas frases y un dibujo y después lo va completando el siguiente en la lista. Así pasaron los días y, en cada casa, la familia al completo esperaba intrigada para saber cómo seguía el relato y qué idea propondrían ellos para continuarlo. Una madre fue uniendo las imágenes en un vídeo que quedó completado con un emotivo mensaje de la profesora.

Este trabajo fue un aliciente más para animar a los más pequeños a seguir adelante en estos momentos inciertos. Pero también sirvió para mantener unido al grupo, que pudo trabajar unido, a pesar del confinamiento.