Francisco Piñeiro: «A nosa principal preocupación é a avoa, que está soa no Pindo»

Jose Manuel Jamardo Castro
j. m. jamardo RIBEIRA / LA VOZ

SOCIEDAD

Francisco Piñeiro. inmigrante en Lanzarote
Francisco Piñeiro. inmigrante en Lanzarote

Emigró hace 25 años y asegura que en una situación como la actual es muy duro que la familia esté dispersa

03 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Es duro vivir encerrado durante varias semanas en el lugar de nacimiento y junto a los tuyos, pero lo es más aún si se está a miles de kilómetros de distancia y con la familia partida. Es el caso de Francisco Piñeiro, un vecino de O Pindo que desde hace 25 años trabaja en Lanzarote, donde montó su vida y creó su hogar. Sin embargo, y a pesar de que a su alrededor están muchos seres queridos, en su Carnota natal también tiene un trocito de corazón. «En Galicia teño moita familia, unha avoa, tíos e primos. Non é doado pasar esta situación tan lonxe».

Este carnotano, dejó su localidad natal en la década de los noventa para buscar una alternativa laboral en un lugar que ofrecía posibilidades. Así acabó desembarcando en las islas Canarias. Al finalizar el servicio militar acabó en Lanzarote y la hostelería se convirtió en su actividad laboral. En la actualidad forma parte de la plantilla de un hotel de la zona turística de Playa Blanca, pero a consecuencia del cierre forzoso la empresa presentó un ERTE. Ahora, Piñeiro está en casa pasando el confinamiento y esperando que concluya pronto para regresar a la actividad.

Fue el primero de su familia en llegar a la isla, a continuación lo hicieron sus padres y su hermana. Allí se asentaron profesionalmente y se quedaron.

En su domicilio

Pero Galicia sigue siendo su territorio, a donde regresa siempre que puede y su trabajo se lo permite. En Carnota, además de casa propia tiene muchas raíces: «A nosa principal preocupación é a avoa, que está soa no Pindo. Ten 84 anos e non quixo vir para aquí. Ela é feliz na súa casiña e non hai quen a saque dela. Iso é o que máis nos afecta neste momento tan difícil».

La progenitora de Francisco Piñeiro vive a caballo entre la isla y Carnota donde está con su madre. Sin embargo, el decreto de confinación la cogió en la localidad de Yaiza, en Lanzarote, y ya no pudo moverse.

Francisco Piñeiro trata de afrontar el confinamiento lo mejor posible, pero pendiente del teléfono y de las noticias de su tierra natal: «A maior parte do tempo pasámola falando por teléfono con parentes de aquí e coa que está en Galicia. Temos moito contacto. Iso axúdanos moito», manifiesta.

Los medios de comunicación gallegos son su principal fuente de información: «Sempre queres saber que pasa na túa terra, e máis cando estás tan lonxe».

Pero la distancia a la que se encuentra su abuela le genera una gran inquietud. Todos los días hablan con ella varias veces».

Lo que más llama la atención a Francisco Piñeiro de su abuela es la tranquilidad con la que lleva el confinamiento: «Ela di que está ben, que non nos preocupemos. Sen embargo, inmediatamente recórdanos que non saiamos da casa e que teñamos coidado. Ela tamén é a que nos pon o día do que pasa no pobo, se hai afectados ou como lles vai aos veciños». La morriña también invade a la abuela y continuamente: «Pregúntanos a ver cando imos, pois ela está metida na casa todo o día e quere que esteamos xuntos. Se puideramos colleríamos un avión e iríamos para alá, pero non pode ser e temos que estar aquí e coa cabeza alá».

Aunque soportar el confinamiento no resulta sencillo, este carnotano comenta que, en su caso, tiene algunas ventajas. Explica que reside en una casa con piscina, por lo que puede salir a tomar el sol todos los días. También aprovecha para hacer «cousas que tiña pendentes na casa e que estou poñendo ao día».

El profesional confía en que pronto haya una recuperación, con un descenso del número de infectados y de fallecidos, para que todo regrese a la normalidad. Asegura que estas son unas circunstancias que resultan muy complicadas para todos.