La tensión se dispara en el Gobierno por el pulso entre Pablo Iglesias y Nadia Calviño

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID / LA VOZ

SOCIEDAD

Pilar Canicoba

La vicepresidenta económica se siente cada vez más sola en el Consejo de Ministros

01 abr 2020 . Actualizado a las 15:40 h.

No fue ninguna casualidad que Moncloa decidiese que los más indicados para acompañar a la ministra portavoz durante su comparecencia de este martes tras el Consejo de Ministros fuesen Pablo Iglesias y Nadia Calviño. El objetivo: ofrecer imagen de unidad entre los líderes de las dos facciones que más han chocado en las dos últimas semanas.

A pesar de que Calviño ganó protagonismo desde que el caso llegó a Bruselas, los últimos pulsos han caído del lado de Iglesias. Fuentes consultadas por La Voz afirman que el control del líder de Podemos en el gabinete es cada vez mayor, y que en los últimos sanedrines tan solo la gallega se atreve a discrepar de sus tesis. «Tiene a todos los ministros controlados», sostienen.

Eso no significa que todos estén de acuerdo con las recetas propuestas por Iglesias contra la crisis, pero prefieren guardar silencio. Los motivos varían en función del perfil de cada uno.

Los de la cuota de Unidas Podemos, por estar perfectamente alineados con su líder. Yolanda Díaz sí disfruta de cierto protagonismo, pero en todas sus intervenciones cierra filas con la línea trazada previamente por Iglesias. Los de la cuota con carné socialista no cuentan con la libertad o la tranquilidad para participar en el debate sin cortapisas.

Ni siquiera Carmen Calvo, que en los últimos días ha permanecido al margen por su positivo en coronavirus, entra ya en la batalla. Sánchez tampoco se extiende en sus intervenciones, y opta más por escuchar y ejecutar. Pero esa tercera pata del Gobierno conformada por los ministros independientes tampoco, como el titular de Seguridad Social, José Luis Escrivá.

Así, Calviño, que rechazó formar parte de las listas del PSOE para preservar su independencia, se encuentra cada vez más sola. La vicepresidenta gallega sí encuentra respaldo y consuelo entre algunos dirigentes del PSOE, que la destacan como el único «contrapeso» a Iglesias, pero estas palabras de aliento solo le llegan en privado. Este desamparo podría haber llevado este domingo a poner sobre la mesa del presidente su renuncia, según publica OK Diario.

Para no colmar el vaso, en la batalla de este martes Sánchez optó por una solución salomónica, comprando medidas de Iglesias pero rebajándolas con aportaciones de Calviño, como el rechazo a condonaciones y a suavizar la moratoria de hipotecas.

Iglesias se hace con Economía

Calviño estaría ante el dilema de seguir en la primera línea de un proyecto del que desconfía, recetando la medicación que considera perjudicial, o dar el complicado paso de abandonar el barco en un momento de máxima emergencia. En la rueda de prensa de ayer, la ministra portavoz tuvo un lapsus al introducir a Pablo Iglesias como «el vicepresidente económico», que en realidad es el cargo que ostenta Calviño. El error, que fue corregido de inmediato, llegó en un momento en el que se apunta a que, en la práctica, el líder de Podemos ha logrado sumar a su cartera de Asuntos Sociales también la de Economía.

El PNV rompe con el PSOE y fuerza en el Senado la Comisión de Comunidades Autónomas

El PNV volvió por tercera jornada consecutiva a manifestar su monumental enfado con la gestión del Gobierno de Sánchez en la crisis de la pandemia del coronavirus. Y ya no solo con palabras, sino que ha pasado a los hecho. El PSOE perdió este martes por primera vez en esta legislatura una votación de peso en la Mesa del Senado, que aprobó una petición del PP para que la Cámara alta convoque la Comisión General de las Comunidades Autónomas.

En dicha comisión, formada por los senadores designados por cada uno de los grupos en función a su peso en la bancada, también pueden participar e intervenir todos los senadores por designación autonómica, así como uno o varios representantes del Gobierno central, y los presidentes o los consejeros que elija cada Ejecutivo autonómico para la ocasión.

En este caso el único tema a debatir no será otro que el de la respuesta que viene ofreciendo el Gobierno de coalición a la crisis del coronavirus, que los nacionalistas califican de «nefasta». De ahí la intención del lendakari Urkullu de acudir a la Cámara alta a apretar las clavijas del que hasta ahora ha sido su socio parlamentario.

La convocatoria de esta comisión salió adelante tras una propuesta del PP, formación que cuenta con varios líderes autonómicos molestos con la respuesta del Ejecutivo, como la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, o el de la Región de Murcia, Fernando López Miras, que desde hace varios días reclamaba el parón de toda la actividad económica no esencial en la lucha contra el virus.

Ambos tendrán la posibilidad de acudir a la plaza de la Marina Española para hacer constar su enfado. Pero para que prosperara esta moción resultó crucial el voto del PNV, que en las últimas horas ha cargado contra la actuación de Sánchez llegando a rechazar su apoyo a una nueva prórroga del estado de alarma al sentirse traicionados por el líder del Gobierno, algo que complica que el texto pueda salir adelante si la coalición no busca otros aliados parlamentarios.

El senador prestado del PSOE

La Mesa del Senado, el órgano de gobierno de la Cámara alta, está compuesta por siete integrantes, que deciden las acciones a seguir por mayoría simple. Según las últimas elecciones generales, al PSOE le corresponderían cuatro integrantes frente a tres del PP, pero como parte del acuerdo de la investidura de Sánchez de principios de enero, en la que el voto a favor de los jeltzales resultó determinante, los socialistas cedieron parte de su peso para que el séptimo asiento lo ocuparan los nacionalistas vascos. Hasta el momento siempre se habían alineado juntos para rechazar la gran mayoría de las propuestas de la oposición, pero este martes se rompió la dinámica. La presidencia del Senado, Pilar Llop (PSOE), tendrá que poner fecha a la sesión.

La idea del PP es que, «respetando las medidas sanitarias», se celebre «a la mayor brevedad posible», según fuentes en la dirección popular.