El coronavirus impide el estreno del nuevo mercado de Caranza

Rocío Pita Parada
rocío pita parada FERROL / LA VOZ

SOCIEDAD

CEDIDA

La reforma está concluida pero las obras no están recepcionadas y la mudanza tendrá que esperar al fin de la crisis

31 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuestión de mala suerte. Después de muchos años a la espera de unas obras que nunca acababan de llegar, los vendedores del mercado de Caranza no podrán estrenar sus nuevos puestos hasta que la crisis del coronavirus pase. La reforma que transformó una parte del edificio para realojar a los placeros está finalizada, aunque el Concello todavía no había recepcionado las obras la pasada semana a la espera de algún pequeño detalle. La prórroga de la ejecución de las obras vencía el 15 de marzo, un día después de que se estableciese el estado de alarma. Y ahora, con el decreto de paralización de las obras no esenciales, todo se congela. Así que la mudanza tendrá que esperar. Desde el gobierno local se traslada que no está previsto mover a los vendedores a la espera de cómo evoluciona la crisis.

«Ya está todo acabado. Están limpiando la parte de fuera. Pero aún no se sabe nada», lamentaba hace unos días el presidente de la Asociación de Vendedores, Carlos Basoa. «Estamos esperando a que el Concello nos diga cuándo se inaugurará y que nos dé un plazo para hacer el cambio», declaró. Pero eso aún tardará.

De momento, la actividad continúa en la deteriorada zona donde trabajan habitualmente. Basoa recuerda cómo al principio del estado de alarma «aquello fue una locura, la gente se lanzó a comprar. Ahora hay un bajón», traslada. «Hay gente que te llama y le vas a llevar el pedido a casa», pero «bajó un 30 o un 40 % porque se hacen las compras cada tres o cuatro días y acuden más a los supermercados, que es donde compran todo, de paso que están allí», analiza. Además, dice que los clientes acuden «con mucho respeto»: guardando la distancia de seguridad y muchos, con mascarilla y guantes. «Los mercados son más de gente mayor, que es donde más daño hace todo esto», recuerda.

La primera fase de la rehabilitación del mercado se inició cuando el anterior mandato expiraba. A él se destinaron 799.515 euros con el objetivo de convertir en un mercado del siglo XXI unas instalaciones inauguradas en 1983 en las que sus 5.000 metros cuadrados nunca llegaron a estar ocupados en su totalidad.

La reforma afecta a un tercio del edificio y en ella se han habilitado dieciséis puestos, catorce para los operadores actuales -tres carnicerías, cuatro pescaderías, dos fruterías, dos charcuterías, una panadería, una tienda de productos ecológicos y un cafetín- y dos más vacantes preparados para albergar nuevos negocios. Las obras fueron adjudicadas a la unión temporal de empresas formada por la firma local Prace y la cántabra Obras Públicas San Emeterio.