Un ciclista de 82 años miente a los agentes alegando que fue a la compra y le descubren porque en la casa que dijo era suya no le conocían

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO

SOCIEDAD

Uno de los controles establecidos por la Guardia Civil para vigilar el cumplimiento del confinamiento por la pandemia del coronavirus
Uno de los controles establecidos por la Guardia Civil para vigilar el cumplimiento del confinamiento por la pandemia del coronavirus PACO RODRÍGUEZ

El infractor, que ha sido denunciado por la Guardia Civil, estaba en Melide y a diez kilómetros de su verdadero domicilio

31 mar 2020 . Actualizado a las 00:30 h.

Los infractores del confinamiento obligatorio que impone el estado de alarma no tienen un perfil concreto y el único nexo común entre ellos es su absoluto desprecio por una norma impuesta ante una situación tan excepcional como es la pandemia del coronavirus. Buena prueba de lo variopintos que son los denunciados es el caso con el que se encontró la Guardia Civil en Melide: un ciclista de 82 años de edad que mintió al ser descubierto en la carretera y al que los agentes desenmascararon de forma vergonzosa para él.

El incidente tuvo lugar el domingo en la carretera AC-840, a su paso por Melide (A Coruña). Una patrulla de la Guardia Civil de Tráfico se encontró con un ciclista y le dieron el alto para comprobar por qué motivo se había saltado el confinamiento, ya que tan solo está permitido estar en la calle en casos muy justificados como ir a hacer la compra, a la farmacia, a trabajar o a atender a menores o personas dependientes.

La excusa que puso el infractor fue la primera de esta lista de supuestos. Alegó que había salido para ir a comprar y que estaba regresando a su domicilio. Diligentes como siempre, los guardias civiles no pusieron en duda su excusa, pero le indicaron que, para asegurar su vuelta, le acompañarían a casa.

El octogenario se dirigió entonces a una casa, pero los agentes no se movieron de allí hasta que el hombre llamó al timbre. La familia que salió a la puerta se quedó más que sorprendida al ver al ciclista de 82 años que aseguraba que vivía allí y enseguida le dijeron a los agentes que no le conocían de nada.

Cazado en su mentira, al hombre no le quedó entonces más remedio que confesar y explicó que vivía a diez kilómetros de allí y que, pese a conocer la obligación de permanecer en casa por el coronavirus, había decidido saltársela porque suele salir a montar en bici todos los domingos.

Los agentes de Tráfico volvieron a insistir en acompañarle y, esta vez sí, le dejaron en su verdadero domicilio. Sano y salvo, pero con una multa en el bolsillo.