Bolsas en la cabeza y mandiles: los sanitarios del hospital de Ifema estallan por sus precarias condiciones

L. G. V.

SOCIEDAD

D.SINOVA / COMUNIDAD DE MADRID

Trabajadores de este hospital de campaña denuncian que, en una semana, el proyecto estrella en la lucha contra el coronavirus se ha convertido en un lugar peligroso para el personal sanitario

30 mar 2020 . Actualizado a las 20:39 h.

El rey Felipe VI apareció por sorpresa en el hospital campaña de Ifema el pasado jueves. En su aparición que, por cierto, no estuvo exenta de polémica al contar el monarca con mascarilla y guantes mientras se podía ver a algunos sanitarios con las manos descubiertas, Felipe VI declaró: «Este hospital de emergencias realmente nos anima, es un verdadero orgullo para todos. Pasará a la historia. Seguro que será una de esas imágenes que todos recordaremos pasados los años. [La] guardaremos en nuestra memoria como un verdadero ejemplo de esfuerzo, de sacrificio y de superación». Solo cuatro días después de estas grandilocuentes palabras, el recinto ha conseguido ubicar 1.300 camas. Pero el supuesto hito comienza a avergonzar a profesionales de la sanidad y sindicatos. 

Las denuncias por la falta de protección con la que tienen que lidiar los sanitarios comienzan a acumularse. Según explican portavoces de la organización como Alicia Martín, presidenta del sector de Atención Primaria de Amyts, hasta ayer domingo los profesionales desplazados a Ifema estaban «súper bien dotados» en cuanto a equipos de protección, pero después «los monos ya no eran tal, sino bolsas de basura».

Efectivamente esto es lo que muestra, precisamente, una trabajadora en un vídeo de Youtube con el que desea poner en conocimiento de la sociedad las herramientas de trabajo de los sanitarios: bolsas de trabajo en la cabeza y en los pies y mandiles. Además, señala en las imágenes a varias compañeras que, asegura, están abandonadas. En esta misma línea, la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) denuncia que  «los profesionales provenientes de manera forzosa de los centros cerrados de atención primaria se han encontrado sin unos vestuarios amplios, que además carecen de duchas para los trabajadores que acaban empapados en sudor tras quitarse el EPI», y «tampoco hay separación de zonas limpias de sucias o taquillas para poderse cambiar sin que estén hacinados».

La situación, denuncian sindicatos y trabajadores, es tan precaria que las mascarillas FFP2 y FFP3 se han sustituido por mascarillas quirúrgicas y solo «después de mucho protestar» han aparecido las mascarillas especiales para evitar el contagio. El caos se ha apoderado de un hospital que pretendía aliviar la calamitosa situación que vive Madrid, el mayor foco de contagio de nuestro país, con 24.090 contagiados y 3.392 muertos hasta la fecha. Tal es la situación en las inmediaciones de Ifema que el propio coordinador general del hospital, Fernando Prados, ha reconocido a través de su cuenta de Twitter que en el turno de tarde del domingo tuvo lugar «un problema organizativo que ha provocado algunas protestas de profesionales», y ha pedido disculpas. La Consejería de Sanidad, por su parte, ha salido al paso asegurando que «hay material y se está entregando el material reglamentario fijado por el Ministerio». Pese a todo, buena parte del personal que hasta la fecha se desplaza a este hospital campaña son profesionales voluntarios; muchos de los cuales se replantean continuar con su función de seguir estas condiciones. «Necesitamos que ese hospital funcione a pleno rendimiento pero no podemos exponer a nuestros profesionales a que entren sin protección», manifestó la portavoz de Amyts en un vídeo difundido en redes sociales, donde también asegura que «se hacina a los profesionales en la puerta» sin respetar la distancia de protección.

En esta misma línea, la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) denuncia que  «los profesionales provenientes de manera forzosa de los centros cerrados de atención primaria se han encontrado sin unos vestuarios amplios, que además carecen de duchas para los trabajadores que acaban empapados en sudor tras quitarse el EPI», y «tampoco hay separación de zonas limpias de sucias o taquillas para poderse cambiar». 

Muy crítico, el sindicato UGT ha afirmado en un comunicado que «una semana ha sido tiempo más que suficiente para que lo que fuera presentado como una de las medidas estrella, y proyecto ambicioso en la lucha de nuestra comunidad frente al Covid-19, se haya convertido en aliado de propagación del virus por el caos organizativo y por los daños colaterales de su puesta en marcha».