«Los panaderos ya notamos el cierre de la hostelería, y mucho»

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

SOCIEDAD

El sector da por perdida la campaña de Pascua, se hunde la parte de pastelería y los locales con cafetería bajan el pistón

29 mar 2020 . Actualizado a las 13:29 h.

Aunque el gremio de los panaderos es uno de los pocos que debe seguir trabajando durante el confinamiento y la mayor parte de las panaderías de la provincia siguen abiertas, lo cierto es que el sector ya está notando los efectos de la anómala situación en la que siguen con su actividad. Francisco Sánchez, de la panadería Sánchez de Teis, en Vigo, es el presidente de la Asociación Provincial de Panaderos, Aproinppa. Aunque en estos momentos no pueden hacer reuniones ni convocar una asamblea ya que, según reconoce, esta crisis no les ha pillado preparados para conectarse telemáticamente, sí están al tanto de los problemas que están sufriendo un elevado número de socios. Para empezar, les afecta el cierre total en la hostelería. «Seguimos vendiendo para particulares, pero hay muchos negocios cuyo mayor volumen de ventas les llegaba por esta vía, así que ahora lo están notando, y mucho», advierte.

Hay también muchas panaderías que incorporaron el servicio de cafetería a sus negocios, y ahora está clausurada. A esto se suma la campaña de Pascua, que también dan por perdida buena parte de los profesionales de la provincia. Como destaca Sánchez, aunque se vendan productos típicos de la panadería de Semana Santa, el descenso del consumo será brutal al no haber reuniones familiares. «Si se llevaban una rosca para seis personas, ahora no querrán ni la mitad. Serán piezas pequeñas».

Otros compañeros han puesto en marcha algunas ideas para paliar este inconveniente. Es el caso de Daniel Pampín, hijo y nieto de panaderos de Pontevedra (Santiña), pero con un negocio propio, Amásame Bakery Lab, en la praza dos Maios de Pontevedra. Pampín, que es vocal en la directiva de Aproinppa, estaba llevando adelante su empresa con mucho trabajo y grandes resultados, ya que está en la lista de la Ruta del Buen Pan, que reconoce a las 80 mejores panaderías de España. Pero Daniel cuenta que tiene siete empleados y tres ha tenido que mandarlos a casa, hasta que no se recupere la actividad habitual. «Con dos créditos que pagar y el leasing de una furgoneta...», explica. «Para Pascua hemos pensado algo para no echar la campaña entera a perder, porque ya teníamos todo el material comprado para elaborar, así que mi mujer y yo hemos hecho un catálogo de productos para una lista de clientes en WhatsApp a la que se puede apuntar y, aunque no teníamos reparto a domicilio, lo hemos habilitado y se pueden hacer pedidos», cuenta. El profesional cree que «de esta saldrá el que sepa adaptarse. No sabemos cuánto va a durar esto. Un mes se aguanta porque la campaña de Navidad fue muy buena, pero mucho más no sabemos», elucubra el profesional con un obrador al que le pasa por delante el Camino Portugués, ahora sin peregrinos. En su caso concreto, calcula que sus ventas han bajado un 75 %. Y en los productos de pastelería el descenso ha sido brutal. Ellos lo achacan a que en este momento la gente adquiere ese tipo de productos, de elaboración en ese caso industrial, cuando van al súper, para hacer allí toda la compra y no moverse más por las calles.

También se nota la merma en Sánchez, una panadería viguesa acostumbrada a las colas, pero de personas que estaban a un palmo unas de otras. El panadero explica que han tenido que reducir la variedad de productos «por razones del nuevo aforo y para contribuir a que la fluidez sea mayor si tienes menos que elegir», argumenta añadiendo que la barra de pan clásica se mantiene, con picos, pero es lo que sale sin problemas, mientras que las bollas, que se compran cuando hay más comensales, bajan.