Miles de destellos de linternas de gente en los balcones marcaron ayer la celebración de la Hora del Planeta, una campaña mundial promovida por WWF, que en esta ocasión ha sido singular y virtual, sin actos en las calles, ya que ha coincidido con el confinamiento en las casas por el coronavirus. Al habitual aplauso en agradecimiento a la labor de los profesionales sanitarios, ayer se sumó desde las ventanas la celebración de esta campaña de activismo ambiental, a la que se apuntaron más de 400 entidades entre ayuntamientos, organizaciones y empresas, que han dejado a oscuras durante una hora sus edificios.
Desde las 20.30 horas y durante una hora estuvieron apagadas las luces de construcciones tan emblemáticas como la Muralla de Ávila, las catedrales de Burgos, León o Zamora, y asimismo el Museo Guggenheim en Bilbao, y en el caso de Madrid, el Teatro Real y el Real Jardín Botánico. Asimismo, la Torre de Hércules en A Coruña, el Parlamento de Cataluña cientos de plazas y fachadas de diversos ayuntamientos.
Con lo que no ha contado en esta ocasión la campaña ha sido con la multitud de actos lúdico festivos que se celebraban habitualmente en las calles y que esta vez no han sido posibles por la crisis sanitaria del coronavirus, pero sí se ha incluido el uso de linternas para iluminar con destellos en código morse las palabras del lema de la campaña «Apaga la luz, todo irá bien».
Según el secretario general de WWF, Juan Carlos del Olmo, esta campaña que se celebra cada año a nivel mundial surgió espontáneamente en Australia hace trece años, en un momento en el que «todavía muchos gobiernos negaban el cambio climático y boicoteaban una tras otra las reuniones para intentar llegar a acuerdos». «Las circunstancias excepcionales» en esta ocasión han hecho que la celebración de la hora del planeta tenga que ser más íntima, aunque a la vez reivindicativa en redes sociales.