Los panaderos resisten al cierre de la hostelería con las ventas particulares

p. varela / x. m. rodríguez OURENSE / LA VOZ

SOCIEDAD

Manuela Grande, propietaria de la panadería O Forno do Cumial
Manuela Grande, propietaria de la panadería O Forno do Cumial Santi M. Amil

En O Forno do Cumial mantienen el reparto en las aldeas próximas a Ourense, donde vive gente en soledad

26 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Este miércoles, al borde de la carretera que sube hacia Seixalbo, se paraba algún que otro conductor a comprar naranjas en un puesto improvisado desde una furgoneta. Eso sí, con guantes y mascarillas. Hasta esta estampa, clásica de la Galicia rural, queda atada a las circunstancias de prevención del momento. Y la sensación es que los negocios de toda la vida, como fruterías y panaderías, sobreviven precisamente por los vecinos y compradores de siempre.

En O Forno do Cumial, una de las panaderías que reparte en Ourense y alrededores, dibujan una uve doble para señalar cómo van las ventas estos días. «A veces, tenemos más demanda de la habitual y otros muy poca. Pero seguimos teniendo presencia en los pueblos, donde hay gente mayor, y también en algunas tiendas de la ciudad», dice Manuela Grande, la propietaria.

A su lado, está Manuel, su hijo, de 33 años. En torno a las 13.00 horas acabó de realizar el reparto a domicilio, y ya se ha habituado al nuevo panorama de las aldeas, donde los vecinos le dejan una nota en la verja para indicarle qué desean. A veces, una bolla. Otras, tres barras de pan. Pero la escena más habitual es toparse con el dinero junto a la propia nota para evitar el contacto directo. «Y otros salen por la ventana y nos dicen: ‘Neno, déixame abaixo as cousas que xa che puxen aí os cartos», cuenta Manuel. Y hasta en eso hay algo de costumbrismo, quizá de humano, porque algunos de los que les avisan desde la lejanía lo hacen también para no perder una de sus charlas del día a día.

Es lo que está ayudando a algunos trabajadores del gremio a aguantar el tirón mientras se mantiene el cierre de la hostelería, que les ha dejado sin encargo directos en la capital y localidades cercanas mientras dura el estado de alarma. Ahora, toca readaptarse. Manuela sopesa modificar los turnos para hacer más horas en la franja matinal y reducir las vespertinas, cuando no hay tanto trasiego ni encargos de los vecinos. Pero como casi siempre, la pauta la marcará el día siguiente, habitualmente una incógnita.

Lo que sí tienen claro es que, por ahora, no dejarán de acudir a las localidades más pequeñas. «En muchas de ellas viven personas mayores que tal vez no puedan desplazarse o que no tienen un supermercado cerca. Que los furgones de reparto de pan, carne y pescado sigan yendo es muy importante para no dejarles solos», sostiene Manuela.

Cea vende menos en los hornos a pie de carretera, pero sigue enviando piezas a ciudades como Barcelona y Madrid

Comenzaba la etapa de reclusión en los domicilios decretada por el Gobierno de Pedro Sánchez y desde el Concello de Cea se animaba a los panaderos del municipio de cara a este nuevo escenario que se iniciaba. Una etapa que se verá incrementada por la ampliación de la previsión, siendo de un mes de duración en lugar de las dos semanas previstas.

Las panaderías son de los pocos establecimientos a los que está permitida la apertura, circunstancia que ha provocado una continuidad en el trabajo, cuando no un repunte de la demanda en algunos casos. El pan de Cea fue el primero de Europa en contar con una Indicación Xeográfica Protexida y esta circunstancia le confiere un valor añadido y la protección contra imitaciones y posibles fraudes.

Según el presidente de los panaderos de San Cristovo de Cea, Carlos Rodríguez, la rutina no ha variado en los hornos artesanales. «Seguimos cocendo normal e a actividade vén sendo practicamente a mesma. Obviamente hai aspectos que se resinten pero, en conxunto, pódese dicir que nós mantemos a produción e a actividade como antes de que se aprobase a situación de alarma», indica el panadero con horno en Tamallancos.

Las poias de pan de Cea siguen con presencia en las tiendas de alimentación, panaderías y supermercados. Y aunque algún punto de venta ha llegado a cerrar sus puertas al público, en otros se ha registrado un incremento de la demanda. «Ao decidir pechar o Corte Inglés en conxunto perdemos presenza no mesmo, o pan de Cea estaba na tenda gourmet, pero no resto dos supermercados estamos na mesma liña —Alcampo, Eroski e outros— e mesmo hai algúns, como é o caso dos Aquí é, no que se está rexistrando un notable incremento da demanda dende que comezou esta etapa de alarma decretada polo Goberno central».

Santi M. Amil

Barcelona y carretera

Hay panaderos que envían el pan de Cea a ciudades como Barcelona, Madrid y otras de la península desde hace ya muchos años —el presidente del colectivo lleva haciéndolo desde hace más de treinta—. Esta actividad se está manteniendo, aunque sí se constata «que polos problemas que está habendo chega un pouco máis tarde o pan ás tendas nas que se vende, pero tampouco é algo importante, porque non afecta ao produto», precisa Carlos Rodríguez.

Donde se ha registrado el bajón es en aquellos hornos que tienen despachos ubicados junto a las carreteras, ya que al restringirse la circulación rodada las ventas de pan también se han ido resintiendo.