Alfonso Nogueira, camionero: «Os primeiros días non che poñían nin café»

Antonio Garrido Viñas
a. garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

SOCIEDAD

Martina Miser

Estuvo a punto de no regresar a su domicilio después de su última ruta por Europa, para no contagiar a su familia

26 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Alfonso Nogueira, Fonso, estuvo a punto de no regresar a su domicilio después de su última ruta. Se pensó muy seriamente decir en casa que le había surgido un «rebote» (una ruta a mayores una vez acabada la que estaba haciendo) para no volver a Vilagarcía y minimizar así el riesgo de contagio del coronavirus a su familia, puesto que había estado con su camión por zonas en las que el número de casos es muy alto. No lo hizo porque pasar unos días en casa «refórzate, e a eles tamén». Eso sí, una vez puso los pies en su domicilio «a muller desinfectou todo», recuerda.

Ahora toca volver a marchar, con Alemania como punto de destino para su carga y con toda una aventura por delante teniendo en cuenta cómo está el panorama. Mientras está al volante, las cosas no han cambiado mucho. Kilómetros y más kilómetros para entregar la carga en plazo. Un viaje de ida a las tierras germanas que suele durar tres días, y uno de regreso cuyo destino conocerá en ruta. Y si cae un rebote, bienvenido sea, claro está.

La gran diferencia en los últimos tiempos ha surgido a la hora del descanso. «Nos primeiros días non che poñían nin un café con leite», subraya Fonso. Tanto él como sus compañeros se están encontrando de todo en los lugares en los que antes podían parar para tomar un refrigerio o asearse. Afortunadamente tanto los grupos de WhatsApp de los camioneros como las redes sociales funcionan a todo trapo y mal que bien se las van arreglando. Y se encuentran con muchas puertas cerradas, sí, pero también con gestos extraordinarios, como el hostelero que tiene los baños abiertos, duchas y hasta les ofrece bocadillos calientes.

Nada comparable, en cualquier cosa, con las comodidades que ofrecen las áreas de descanso tanto en Francia como en Alemania, donde sí piensan en que los transportistas necesitan un respiro y le facilitan las cosas, apunta Fonso. Eso sí, lo de comer algo en alguno de esos restaurantes de carretera no entra en el menú porque si no la ganancia del viaje menguaría en demasía.

Ahora bien, todos esos problemas que se están encontrando en sus rutas por España no pasarán al olvido de los camioneros, advierte Fonso. Él mismo paró en su último viaje en un establecimiento de Benavente en el que llevaba años como buen cliente y no se encontró nada más que una puerta cerrada. «Xa miraremos o que facemos despois», alerta.

Tiempo habrá para preocuparse de eso cuando el coronavirus sea solo un recuerdo. Ahora, lo que tiene en mente es volver sin problemas de su próxima ruta y estar algún tiempo con su hijo de once años, del que dice que ya empieza a estar muy hasta las narices de pasar tanto tiempo en casa. «Xa lle aburre ata xogar o Fortnite», dice Alfonso. Y no hay mejor resumen de la situación.