Paseos con excusas en la calle Barcelona de A Coruña

Francisco Brea
Fran Brea A CORUÑA

SOCIEDAD

La concentración de negocios que tienen permitido abrir provoca que mucha gente salga a la calle durante las mañanas

25 mar 2020 . Actualizado a las 17:58 h.

 Gente en todas direcciones es lo que se puede ver durante las mañanas en la calle Barcelona de A Coruña. Algunas personas acompañadas de su mascota y otras con la compra, pero también bastantes que no llevan nada en sus manos o que pasean con una barra de pan o el periódico bajo el brazo. El Concello coruñés confirmó que esta zona de la ciudad es difícil de gestionar para las fuerzas de seguridad, ya que es un barrio comercial en el que se ubican negocios que pueden abrir durante el estado de alarma. Esto provoca que haya vecinos que se salten las normas alegando razones válidas, aunque no siempre ciertas.

Ubaldo López trabaja en un establecimiento que prepara comida para llevar y comenta que «por la calle veo bastante trajín de gente, mucha sin perro, carrito o bolsas». En los bancos se sientan personas mayores, alguna con la compra a su lado y asegurando que tuvo que detenerse para descansar.

Presión policial

Las fuerzas de seguridad vigilan la zona, pero no lo tienen nada fácil. Un agente de la Policía Nacional le preguntaba ayer a un vecino a dónde se dirigía. Este contestó que a comprar para hacer la comida. A pesar de que no pareciese cierto, lo único que pudo hacer el agente fue advertirle para que adquiriese productos en cantidad y no tener que pisar la calle con frecuencia, además de que fuera responsable y solidario.

Y es que no todos parecen darse cuenta de la situación. Arturo Iglesias relata tras el mostrador de su estanco que hay quien baja a primera hora a por un purito y regresa más tarde a por otro, en lugar de aprovechar el primer viaje para hacerse con más. Aún así, la situación no es tan caótica como en las primeras jornadas tras decretarse el estado de alerta: «Al principio esto fue un cachondeo. Veías a mayores caminando juntos y casi no podían ir más pegados», comenta Eduardo Pereira desde su negocio.

Y es que, como confirma Marisol Suárez en la tienda de alimentación en la que trabaja, «hay mucho movimiento, pero no justificado. Aquí, incluso entra gente que hace que mira un poco lo que hay por si pasa la policía y se marcha sin comprar nada».