Música desde el exterior para los pacientes del Chuac

Elena Silveira
Elena Silveira A CORUÑA / LA VOZ

SOCIEDAD

CESAR QUIAN

Tres familias de A Coruña que viven junto al hospital dan cada día un concierto para pacientes y personal sanitario, y otro para las urbanizaciones

25 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Todos los días, a las ocho de la tarde, los vecinos del barrio coruñés de Eirís hacen un parón en su confinamiento para aplaudir y rendir homenaje al personal sanitario que está en primera línea de fuego, combatiendo el coronavirus. Lo extraordinario de un acto que ya se ha convertido en rutina en toda Galicia es que allí, junto al Chuac, tres familias con formación musical alargan ese homenaje tocando después varias piezas musicales con gaita, flauta travesera, bombardino, violín, trompeta e incluso un piano. Lo más especial del asunto es que las viviendas están situadas justo al lado del Chuac, por lo que primero hacen una sesión musical dirigida a las personas que están ingresadas en el hospital y a su personal sanitario y, después, otra hacia el lado opuesto, hacia el interior de las urbanizaciones.

Alfonso González Veiga explica que la iniciativa surgió de forma espontánea, cuando los vecinos del entorno le pedían que se marcase después de los aplausos una pieza con la gaita (él forma parte de un grupo de música tradicional del municipio de Culleredo llamado Catalmibre). «Comencé con mi hija Valeria, que es profesora de flauta travesera, tocando el estribillo de Resistiré, del Dúo Dinámico. Al día siguiente se incorporó mi otra hija, Tania, con el bombardino. Y después, nuestro vecino Martín, con la trompeta. Es hijo de una enfermera que trabaja en el Chuac», dice. A la formación se unieron además Irene, de 13 años e hija de una médica del Chuac, que estudia violín; y también Sofía, de 18 años, con el piano.

Alfonso dice que no preparan nada de antemano y que cinco minutos antes, hablando por los balcones, deciden el repertorio. «Además de Resistiré tocamos el Himno de la alegría, el otro día una rianxeira... Todo es muy improvisado», comenta. La música suena en todo el entorno y se cuela por las ventanas del Chuac, a muy pocos metros de distancia. Así que los pacientes y los sanitarios, tras la sesión, les devuelven el agradecimiento con más aplausos asomados a las ventanas. «Suponemos que nuestra música se escucha bien en el hospital. De hecho, la madre de Martín, que toca la trompeta, nos anima a que sigamos, porque les emociona y le llega al corazón. También nuestra vecina, que es enfermera, confirma que anima mucho a los enfermos y al personal», comenta Alfonso.

La iniciativa ha tenido tanto éxito que tienen que repetir sesión por la otra fachada de las viviendas, para que el sonido llegue bien a la otra parte del barrio. «Repetimos actuación para nuestros vecinos», confirma Alfonso González.