Una larga espera por la grúa y rezar por encontrar un taller abierto son algunos de sus capítulos

antonio garrido

Hay determinadas circunstancias en el día a día de los ciudadanos que normalmente suponen un engorro, pero que en la situación actual pueden acabar convirtiéndose en todo un quebradero de cabeza. Un pinchazo, por ejemplo, puede derivar en toda una aventura.

Sucedió ayer en Vilagarcía. Pinchazo al canto de nuestra protagonista mientras utilizaba el coche para desplazarse por obligaciones laborales. Toca remangarse y comenzar con la tarea de cambiar el neumático. Todo con la idea de ganar tiempo para continuar cuanto antes con el trabajo. Y al sacar la rueda de repuesto, otra sorpresa desagradable: no estaba en condiciones adecuadas. Así que tocaba llamar a la compañía de seguros para que esta a su vez avisara a la grúa. Y tocó, también, esperar porque tardó. Lo explicó gráficamente el gruista: «Coches non haberá, pero levo unha mañá tremenda». Inapelable argumento.

La grúa se hizo esperar; no hay muchos coches en las carreteras, pero sí abundan los pequeños incidentes
La grúa se hizo esperar; no hay muchos coches en las carreteras, pero sí abundan los pequeños incidentes Martina Miser

Siguiente decisión: a qué taller llevar el coche. Tampoco fácil de tomar porque no todos están abiertos. Tras alguna duda, hubo acierto en la elección, pero no todo iba a ser tan fácil. El conductor de la grúa no puede llevar acompañante en las actuales circunstancias, con lo que había que volver a llamar a la compañía de seguros para que mandara un taxi.

Otra breve espera para llegar por fin al taller, en el que con prontitud y solvencia solventaron el incidente, y el vehículo y su conductora pudieron retomar sus obligaciones laborales.

Así que, ya ven, otra buena razón para quedarse en casa: evitar convertirse en el protagonista de una aventura semejante. Porque, además, todo pudo haber ido a peor. Si el pinchazo se produce a partir de las cinco de la tarde, que es la hora a la que están cerrando la mayoría de los talleres, la aventura podría convertirse en una película de terror.