Una denuncia vecinal deja sin música la plaza Europa de Área Central

Miriam García
m. G. SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

cedida

Llegó la Policía Local a su casa y le informó de que tenía que dejar de pinchar

24 mar 2020 . Actualizado a las 14:27 h.

Todo comenzó el día 13 con el Baila conmigo. Isaac, un vecino de la plaza Europa de Área Central, siguiendo el ejemplo que había visto en Italia, decidió hacer sonar esta canción después del aplauso de las 20.00 horas a todos los profesionales sanitarios. Al día siguiente repitió y, al tercer día, la cosa ya se fue animando y recibió peticiones del resto de vecinos: una muiñeira, el himno gallego...

La iniciativa tenía tan buena respuesta que este disyóquey aficionado decidió ofrecer durante una hora esta sesión musical y, además, implicar a los vecinos. Creó una cuenta de correo, areacentralsequedaencasa@gmail.com, y un perfil de Facebook, donde el resto de residentes de la plaza podían pedir canciones y dedicarlas. «Me preguntaba cómo lo estaría pasando la gente que tiene que estar todo el día en casa -yo voy a trabajar- y quería realizar mi aportación, que es la música, para evadirse», explica Isaac. Así, llegaron incluso dedicatorias desde Argentina y Tenerife. «La gente lo aceptó muy bien, había muchos mensajes», relata, apuntando que antes de comenzar a pinchar pedía comprensión por si molestaba.

Así, hasta que el sábado pasado todo se truncó. La sesión musical se había adelantado a las 19.00 horas e Isaac programó un repertorio especial pensando en los más jóvenes. Cuando llevaba media hora, llegó la Policía Local a su casa y le informó que había una denuncia y tenía que dejar de poner música y, en caso de que siguiese, cometería un delito de desobediencia. «Me dijeron que era la primera vez que habían tenido que hacerlo», aseguró el disyóquey, que incidió en la corrección con la que actuaron los agentes, que se llevaron el reconocimiento vecinal.

Desde el sábado, después del aplauso a los profesionales que tienen que trabajar, ya no hubo más música. En su lugar, según apunta Isaac, se escucharon silbidos y una cacerolada pidiendo canciones. «Me siento frustrado porque tenía algo bueno que ofrecer para ayudar en este confinamiento», indica, a la vez que lamenta que en la plaza Europa no puedan gozar de esta hora diferente «por un vecino insolidario», cuando en otras calles próximas siguen las actividades. «Si le molestaba, siempre podría haberme avisado y pedir que bajara el volumen o algún otro cambio», afirma el disyóquey, que al menos se queda la buena sensación de «haber hecho disfrutar» a buena parte de sus vecinos durante unos días.