Las restricciones de movimiento rebajan las emisiones procedentes del tráfico en un 67 %

manuel varela
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A partir del primer día laborable tras decretarse el estado de alarma, las carreteras gallegas pasaron a contar con la mitad de coches que a principios de la semana anterior, cuando aún no se había planteado ni la suspensión de las clases en los colegios de la comunidad. El descenso en la densidad del tráfico se tradujo en seguida en una mejora de la calidad del aire de las ciudades gallegas. Los niveles de óxidos de nitrógeno (NOx), uno de los contaminantes más dañinos para la atmósfera procedentes de los vehículos, se redujeron en un 67, % en las siete grandes urbes.

«O cese da actividade provoca unha reducción das emisións inmediata, hai unha clara reacción de causa-efecto», explica el químico Manuel Vellón, responsable del área de evaluación ambiental en la empresa Troposfera. Pone como ejemplo los protocolos de contaminación de Madrid, donde se restringe el tráfico de vehículos en determinadas zonas en cuanto se superan los umbrales de contaminación fijados.

Las estaciones del barrio de Coia, en Vigo, y de la calle Eulogio Gómez Franqueira, en Ourense, recopilaron unos índices que laminan los niveles de NOx por encima del 76 % entre los lunes 8 y 16. En el último caso, la ubicación del medidor en una zona baja y pegada a una avenida deja siempre valores muy altos, casi similares a los registrados en la Avenida de Castelao, donde se encuentra la estación viguesa.

En A Coruña, la red de vigilancia de calidad del aire del concello registra en el parque de Santa Margarita una media diaria de 4,7 microgramos por metro cúbico frente a los 22,8 del lunes anterior. Sin embargo, a finales de semana volvió a mostrar valores prácticamente similares a la anterior. A diferencia del resto de ciudades gallegas, A Coruña cuenta con industrias pesadas en su área metropolitana que contribuyen a la que la contaminación atmosférica se mantenga pese a la disminución de vehículos. El medidor muestra índices inferiores a los de Vigo y Ourense ya que, además de partir de un organismo diferente, se ubica en un parque.

Los aparatos de Lugo y Pontevedra también dieron cuenta de los efectos que tuvieron en la atmósfera las restricciones de movimientos en las carreteras, con los nivel de óxido de nitrogeno reducidos a la mitad. En Ferrol, sin embargo, se mantienen prácticamente los mismos índices que en la semana anterior, si bien se quedan por debajo de los 10 microgramos por metro cúbico. La estación ferrolana está en el parque Reina Sofía, una zona céntrica que habitualmente cuenta con una baja densidad de tráfico.

Efectos sobre la salud

«Os impactos na saúde non se notan a curto prazo, aínda que si nalgunhas patoloxías como asma e outras enfermidades respiratorias», apunta Vellón. El dióxido de nitrógeno está relacionado con diversas afecciones del aparato respiratorio, como la bronquitis aguda, y puede inducir a una disminución de la capacidad de los pulmones. Así, los principales perjudicados por los altos niveles de estos contaminantes en la atmósfera de las ciudades son las personas con alergias y los asmáticos, además de las embarazadas. Sin embargo, con las actuales medidas de restricción de movimientos, los efectos de esta disminución en los niveles de NOx apenas son perceptibles para la población. «Sería perfecto se esta situación fose voluntaria ou por políticas medioambientais, esta non é unha situación ideal», reconoce el experto.

Las mediciones de dióxido de nitrógeno y otros contaminantes emitidos por los vehículos de motor ya han reflejado valores inferiores en las primeras zonas que decretaron el confinamiento, como China o Lombardía, en Italia. También en ciudades españolas como Madrid, Barcelona o Valencia se han registrado niveles 50 puntos inferiores a los recogidos habitualmente.