Afloran en Galicia distintas iniciativas para confeccionar y regalar mascarillas caseras

Pablo Varela, Carla Elías OURENSE, FERROL

SOCIEDAD

Miguel Villar

Carme Fernández, una vecina de Laza, las cose para su familia y vecinos; y en Nicanora están desbordados por 500 pedidos de todo el país en 48 horas

22 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Los gestos de solidaridad afloran en momentos de crisis. Y en Galicia no paran de surgir iniciativas de quienes aprovechan el confinamiento para confeccionar y regalar sus propias mascarillas.

En Laza, tras las puertas de la casa de Carme Fernández, brota estos días su imaginación. Tiene 82 años y su memoria alcanza los años de la posguerra, cuando en la comarca aún había escaramuzas entre los maquis y miembros del bando sublevado. Pero ahora, el miedo es distinto. «Antes, aunque fuese una niña, salías igualmente de casa. Pero en la última semana ya no sabes a quién puedes acercarte», dice. El impacto del coronavirus ha alterado las pautas diarias de vecinas como Carme. Sale a la calle solo para lo imprescindible. Así que, mientras tanto, su medicina diaria es darle de comer a las gallinas en el huerto trasero de su casa. El confinamiento lo le ha llevado a Carme a remontarse a su vida de antes. Sus dos hijos viven en Vigo y León, donde trabajan. Así que ella vive sola y fue una conversación con una de sus amigas del pueblo la que ha dado rienda suelta a su talento cosiendo. «Me dijo que apenas quedaban mascarillas en las farmacias, así que empecé a coger trozos antiguos de sábanas que tenía en casa y me puse a hacerlas», explica.

Carme aprendió a bordar con las monjas cuando era joven. Después se casó y llegaron los primeros trabajos en talleres de la comarca de Monterrei. Aún conserva una de las máquinas, por la que pasaron camisas y jerséis. Esta vez, sin embargo, el encargo es diferente y lo hace de forma altruista. Hasta ahora, entre las sábanas viejas y otras telas más nuevas de una falda blanca, Carme ha elaborado un total de 17 mascarillas. Una fue para su vecina; otras dos, para un hermano y una cuñada. Y la idea le vino a la cabeza al acordarse del facultativo que atendía en la residencia a su marido cuando él encaraba los últimos días de su vida. «Cuando falleció, dejó una mascarilla encima de su cama. Era como un trapo y me quedé con el detalle. Y el otro día, al hablar con mi vecina, me acordé y dije: ‘A ver si las hago yo’».

Quinientos pedidos a Nicanora

Medio millar de pedidos en las primeras 48 horas han desbordado a la firma de moda gallega Nicanora. A través de sus redes sociales pusieron en marcha una donación de mascarillas que confeccionan desde Miño, donde tiene la sede la firma de Lúa Mosquera, su hermana Zeltia y su cuñado Hadrián Gómez. «La idea surgió porque no teníamos para nuestro día a día», explica.

Son «de tela, no sanitarias», recalca. «Les hacemos una abertura para poder introducir algún material —por ejemplo, compresas, papel de cocina, relleno de pañal— que sirva de filtro para que sean algo más efectivas», explica Lúa. Con este proyecto quieren aportar su granito de arena y evitar que la gente agote las sanitarias. «Nos sorprende el interés de residencias de ancianos, comedores sociales, médicos y enfermeras que las piden para utilizar fuera del hospital y así no gastar las quirúrgicas. Hemos parado de momento los pedidos porque estamos desbordadas. Recomendamos a la gente que se las haga con el tutorial que hemos colgado, son muy fáciles», explica.