El volumen de tráfico cayó en Alfonso Molina un 69 % en solo una semana

Alberto Mahía A CORUÑA / LA VOZ

SOCIEDAD

ANGEL MANSO

El día 10 circularon por la avenida 56.935 vehículos y el miércoles lo hicieron 17.854

21 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

No hace falta callejear para ver que todo es distinto. Que el tráfico ya no es tráfico o que muchas aceras son como las de un pueblo de Castilla a las cinco de la tarde. En Alfonso Molina, el principal vial de acceso a A Coruña, ya se adivina lo que uno luego se encontrará en la ciudad. Lo nunca visto hasta ahora. Porque a día de hoy, circular por Lavedra es casi como hacerlo por Villa de Negreira. Resulta sorprendente observar desde una pasarela peatonal la carretera de entrada y salida de la ciudad. Los coches pasan a cuentagotas. Este pasado lunes fueron 22.048 en ambas direcciones. Siete días antes, 58.382. Es decir, un descenso de un 62 %. Y esto no es nada. Según avanzan desde la sala de control del 092, cada día que pasa hay mucha menos circulación.

Para muestra, el lunes utilizaron esta carretera 22.048 conductores (una semana antes fueron 58.382); el martes lo hicieron 17.627 (siete días antes, 58.008), y el miércoles se estabilizó, registrando un tráfico de 17.627 vehículos. Esto significa un descenso de un 69,61 % en sola una semana.

Habría que remontarse a los setenta, a las épocas de cuando por ahí rugían los camiones Barreiros, para registrar cifras tan bajas. Según los datos municipales, el domingo pasado batió todos los récords. Circularon por esa vía 8.512 vehículos -4.147 en dirección entrada, 4.365 sentido salida-. Esto supone un descenso de un 76 % respecto al domingo anterior. 

Más salidas que entradas

En la última semana salieron muchísimos más vehículos de la ciudad que los que entraron. No es lo habitual. Siempre hay un equilibrio en ambos sentidos de circulación. «A medida que se fueron imponiendo medidas sanitarias o de protección, se vino registrando mayor volumen de tránsito de salida que de entrada», afirman fuentes municipales. El 1 de marzo, domingo, salieron 20.983 automóviles y entraron 18.454. Una semana después, partieron 19.890 y accedieron 16.755.

¿Supone esto que se está vaciando A Coruña? «No tenemos datos concretos en que basarnos para poder afirmar que el impacto del coronavirus empujó a algunos ciudadanos a dejar la ciudad para irse a sus pueblos o a cualquier otro lugar, pero lo que sí está claro, mirando los resultados del volumen de circulación, es que estas grandes diferencias entre las entradas y salidas antes no se daban», afirman fuentes de la Policía Local.

Y es que hubo días, como el pasado 9 de marzo, que abandonaron la ciudad unos 3.000 vehículos más de los que entraron. Ese éxodo, no obstante, fue mucho más pronunciado en los primeros días de alerta. Tampoco se puede hablar de huida, dicen, pues hubo miles de personas que trabajaban en A Coruña y residían fuera y estos días ya no vienen o trabajan en casa.

Las gasolineras del entorno de la avenida calculan en un 70 % la bajada de clientes

La semana pasada, las estaciones de servicio ubicadas en el entorno de la avenida de Alfonso Molina, como todas las que se reparten por los accesos de la ciudad, se vieron desbordas. «Fueron días muy duros», reconoce un empleado. Pero desde el domingo, la asistencia a las gasolineras cayó en torno a un 70 %, según los datos que maneja el colectivo de empresarios de estaciones de servicio.

Con todo, parece que el estado de alarma ha traído, paradójicamente, algo de paz. «La semana pasada, sobre todo el jueves y el viernes, antes de que el presidente de la Xunta decretase la emergencia sanitaria, fueron una locura», comenta otro trabajador del sector. 

Irresponsables

En muchos casos, los depósitos de los automóviles ni siquiera se llenaban con previsión de hacer desplazamientos «obligatorios», sino «por histeria y egoísmo». «El mismo sábado hubo coches con tres, cuatro o cinco personas dentro que echaban combustible para irse de excursión al monte o de vacaciones. No iban a trabajar, desde luego, sino a hacer el gilipollas por ahí», añade irritado el mismo trabajador.

Ahora, en cambio, la «mayoría» de los que acuden a repostar sí que es «gente a la que no le queda otra que salir a currar».